«Me ha enviado a confortara los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles dejusticia, plantío del Señor, para mostrar su gloria» (Isa. 61:2, 3).
La vida de Lucy no era envidiable. Todavía era una bebé cuando su madre falleció y su padre la envió a vivir con sus abuelos a Canadá.
Los abuelos de Lucy eran granjeros y querían que su nieta se criara en un ambiente estricto y formal. Eso le resultaba difícil a Lucy, que tenía un espíritu aventurero. Le gustaba estar afuera, recolectar frutas, pescar e ir a la playa. Tendía a ponerle nombre a todo lo, que veía. Gavin Incluso los manzanos de la granja tenían nombre, como pequeño Almíbar, Gavín y Hombre Araña. El sendero de las vacas se llamaba Calle de los Amantes. No había niños de su edad que vivieran cerca, así que casi todos sus amigos de la niñez eran imaginarios.
Cuando tenía quince años, Lucy fue a pasar un año con su padre, pero esa tampoco fue una época feliz, porque no se llevaba bien con su madrastra
Más adelante, consiguió trabajo como maestra, aunque esa no era una tarea que le gustara. Lo que ella realmente quería hacer era escribir, pero sus abuelos consideraban que eso era una pérdida de tiempo. Así que Lucy trabajaba en secreto, al punto de llevarse velas a escondidas a su habitación para poder escribir de noche.
«Luchaba sola, en secreto y en silencio», relató más adelante. «Nunca le conté a nadie mis ambiciones, esfuerzos y fracasos. En lo más profundo, más allá del desánimo y los rechazos, sabía que un día ‘llegaría'».
Y «llegó». El primer libro de Lucy Maud Montgomery, Ana de las Tejas Verdes, fue un inmediato éxito de ventas. Si has leído el libro y viste la serie de televisión quizás te hayas dado cuenta de que Ana tiene mucho en común con Lucy. De las experiencias no tan felices de la autora, salieron historias que inspirado y entretenido a millones de niños de todo el mundo.
Dios no quiere que tengas una vida triste y difícil. Y si confías en él, tal descubras que él puede tomar la arenilla irritante y dolorosa de tu pasado, usarla para crear algo tan hermoso como una perla. Para Dios, tú eres una que él desea pulir. Kim