«Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas»(2 Tim. 4:17).
¡Vamos! ¡Tú también deberías hacerlo! -mi familia me animaba a unirme a ellos para hacer surf.
—Eh… me parece que no —respondí.
-Anímate! ¿No quieres un poco de aventura?
Acabábamos de subir a bordo de un crucero para las vacaciones de primavera. Este barco en particular decía tener «la mejor máquina de surf».
Con aprensión me uní a mi familia en la fila. Estaríamos entre los primeros pasajeros en probar esta experiencia de surf a bordo de un crucero.
Cuando llegó mi turno, me paré con vacilación sobre la superficie como de trampolín. El agua corría por la plataforma inclinada mientras una empleada del crucero, llamada Dragonya, me ayudaba a subir a la tabla de surf.
-Ahora voy a soltarte -me avisó.
—¡Espera! Todavía no encontré el equilibrio —respondí, sintiendo la tabla vacilar bajo mis pies—. Por favor, no me sueltes —rogué—. Por favor.
Me aferré a su brazo. Ella hizo un gesto de impaciencia e, ignorando mis ruegos, se alejó un poco e insistió: —Te estoy soltando.
¡Pum! Caí sobre el trampolín mojado, y sentí una extraña combinación de entumecimiento y dolor en el brazo. Entonces, una ola me lanzó contra un muro, donde me quedé, mirando con la boca abierta mi brazo izquierdo. Caía hacia un lado, inmóvil y palpitante.
Cuando la chica Dragón finalmente se dio cuenta de que me había lastimado, apagó la máquina, poniendo fin a las olas que chocaban contra mi cuerpo herido. Entonces, llamó con brusquedad al equipo médico. Llegaron con una silla de ruedas, y pronto estaba en la sala de radiografías, donde escuchaba al médico del crucero anunciar: «Tienes dos roturas de hueso en el brazo».
¿Pero por qué lo hice?, me dije, enojada. Yo no quería hacerlo, pero permití que me convencieran. Y me puse en las manos de la chica Dragón, a quien aparentemente no le importaba lo más mínimo que yo me cayera.
Decidí que sería más cuidadosa al elegir en quién confiar para que me guíen y me estabilicen en el futuro. Si elegimos al Líder correcto, no solo surfearemos sobre las olas… ¡caminaremos sobre el agua y volaremos por los cielos! Lori