Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Isaías 26:4
La confianza es un elemento importante para el desarrollo humano. Según Erik Erikson, la sensación de confianza básica se forma durante los primeros años de vida, a partir de las experiencias positivas con los cuidadores del niño. Si en este periodo de la infancia el niño recibe los cuidados necesarios de alimentación, afecto y abrigo, el niño crecerá seguro de sí mismo y obtendrá la confianza suficiente para desarrollarse debidamente. Pero, ¿qué ocurre si no recibe los cuidados necesarios? ¿Quedará «condenado» a la inseguridad, los temores, las dudas o la desconfianza?
Stanislaw Tomkiewicz fue un niño que sobrevivió al gueto de Varsovia (Polonia) y fue deportado como adolescente al campo de concentración de Bergen-Belsen (Alemania). Luego de su liberación, realizó estudios de medicina y psiquiatría para dedicarse posteriormente a la psicoterapia de niños y adolescentes, refutando rotundamente el concepto de vulnerabilidad que acompaña tradicionalmente la vivencia de carencias y traumas, y destacando la capacidad de resiliencia de todo ser humano. Igualmente, la psicología positiva subraya que el ser humano tiene la capacidad para adaptarse y encontrar un sentido y crecimiento, aun en las experiencias traumáticas más terribles.
Ninguno de estos casos toma, necesariamente, en cuenta a Dios. ¿Puedes imaginarte a qué punto se podría fortalecer el ser humano, si así lo hiciera? La confianza en Dios es la base para el desarrollo de muchas fortalezas que dan sentido y valor a la vida. La confianza en Dios precede a la fe y desarrolla virtudes como la bondad, el amor, la cortesía, la paciencia y el dominio propio, lo que resultará finalmente, en la transformación completa del carácter.
Tal fue el caso de los discípulos de Cristo. Cada uno de ellos tenía diferentes defectos y tendencias al mal heredadas o cultivadas. Tomás, por ejemplo, era tímido y miedoso, y Felipe tenía la tendencia a dudar, Pedro era impulsivo, Santiago y Juan, eran ambiciosos y jactanciosos. No obstante, depositaron en Cristo su confianza y se pusieron a trabajar en favor de los demás. Entonces Dios fue modificando su carácter, mientras los preparaba en el servicio.
Confiando en Dios, y bajo su cuidado, podemos enfrentar y sobreponernos a las numerosas y variadas dificultades del día a día. Aunque en ocasiones no es fácil confiar en Dios, el Señor está listo para ayudarnos y obrar simultáneamente en nuestro carácter, proporcionándonos la experiencia necesaria para socorrer a los demás.
Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová, el Señor está la fortaleza de los siglos. Isaías 26. Jehová de los ejércitos, bienaventurado el hombre que en ti confía. Salmo 84:12.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez