Puede ser que hayas oído anécdotas que advierten contra los peligros de estudiar la Biblia al azar. Una dama hojeó su Biblia y señaló un versículo para determinar cuál era la voluntad de Dios para ella. El versículo fue Mateo 27: 5: «Entonces arrojando las piezas de plata en el Templo, salió, y fue y se ahorcó». Incrédula, intentó otra vez, solo para llegar esta vez a Lucas 10: 37: «Jesús dijo: «Ve y haz lo mismo»». Con otra oración y un intento más al azar, ella terminó en Juan 13: 27, que se lee: «Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto»». En otra anécdota, un hombre usó el mismo método para decidir cuál sería la elección de Dios para su futura esposa. Él leyó un versículo de Pablo que dice: «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre». Un poco más tarde esa mañana, caminó al servicio de la iglesia, cuando el equipo de alabanza se alistaba para el camino al servicio de canto. La directora de la alabanza presentó a su equipo y a sí misma. Su nombre era Grace. En ese momento, el hombre supo con quién quería Dios que se casara.
Muchas preguntas surgen después de oír estas anécdotas. ¿Fueron verdaderas o solo mitos urbanos? ¿Siguió la mujer del primer relato adelante después de encontrar esos versículos? El hombre del segundo relato, ¿le pidió a Grace que fuera su esposa? ¿Qué hubiera pasado si él se hubiera encontrado a otra mujer que se llamara Paz? ¿Hubiera Dios permitido la poligamia en esta instancia? (¡Dios no la quiera!) ¿Hay un método para leer y estudiar la Biblia? ¿Cómo se comprueba la voluntad de Dios a partir de las Escrituras?
Estos son los temas que abordaremos en el estudio de esta lección.
Escribe 1 Reyes 17:1-9; 18:1 de tu versión preferida de la Biblia.
También puedes parafrasear el pasaje, bosquejarlo o hacer un mapa conceptual de capítulo.