Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Jeremías 17: 7
«Hay quienes creen que Abraham Lincoln es la persona más conocida y a la que más honra se da en Estados Unidos de Norteamérica. Parece que tiene todas .las virtudes que pueden esperarse en un gran hombre. Sus anécdotas son interminables. Su carácter está marcado por la bondad, la paciencia, la humildad, la sabiduría, el sentido del humor y el sentido común. Parecen demasiadas virtudes para que (arraigadas en la misma persona. Su rostro solemne está grabado al agua fuerte en Amonedas de un centavo y su retrato figura en el billete de cinco dólares. *8e han escrito más libros sobre él que sobre cualquier otro norteamericano, vivo o muerto. Mientras vivía, algunos pensaban que era una mezcla entre un dios y un payaso. Pero no era ni lo uno ni lo otro. Era alto y anguloso, pero no siempre estuvo vestido ponte y arrugado. La investigación ha hecho aflorar una posible controversia sobre la fe y la experiencia religiosa de Lincoln. Se lo ha considerado desde un agnóstico hasta un santo. Lo cierto es que, desde el principio, tuvo un carácter espiritual en su naturaleza que indica que, como dijo un tiempo después, él y el Altísimo estaban «bien avenidos». – Nuestro personaje tenía diez años cuando murió su madre. La enterraron en un claro del bosque detrás de su cabaña. Llegó un predicador itinerante y el muchacho lo convenció de que dijera una oración sobre su tumba. «En muchos de los discursos de Lincoln se pueden leer reverentes referencias a su fe en las providencias de Dios […]. Al donar a un desertor herido, escribió: «Las Escrituras dicen: ‘En el derramamiento I sangre hay remisión de pecados’. Pienso que debemos dejarlo en libertad»». Como presidente dijo: «Sin la ayuda de Dios no podemos tener éxito. Con ella, no podemos fracasar» (véase Muéstrame tus caminos, p. 49).
¿Y nosotros, en nuestra condición humilde, alejada de la grandeza mundanal? Denos tener también las mismas virtudes. Podemos tener la bienaventuranza que se menciona en nuestro texto de hoy. El que confía en Dios es bendito. Hagamos hoy de Dios nuestra confianza en nuestra peregrinación. Con la ayuda de Dios podemos desarrollar el carácter que necesitamos para agradar a Dios y estar en su reino. Y no olvides que la bendición del vers. 7 es lo opuesto a la maldición del vers. 5: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová». En cambio, «bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová». Confía hoy en Dios.
Tomado de: Lecturas Devocionales Familiares 2020 «Siempre Gozosos: Experimentando el amor de Dios» Por: Juan O Perla Colaboradores: Augusto Palacios & Erika de la Cruz