Livia no pudo resolver un problema de matemáticas de su hoja de ejercicios. Se sentía tonta.
John perdió el pase que su equipo necesitaba que él atrapara. Se sentía torpe.
A Enma acaban de celebrarle una fiesta de cumpleaños sorpresa. Se siente popular.
Como ves, los sentimientos cambian de un momento a otro. Entonces, ¿qué puedes hacer cuando te sientes mal?
Bueno, algo que puedes hacer es esperar a que tus sentimientos vuelvan a su estado normal. Generalmente, siempre terminan haciéndolo. (Si el desánimo perdura, háblalo con un adulto en quien confíes.)
Si no quieres esperar, hay algo que puedes hacer para levantar tu ánimo.
En su libro Happy at Last(Feliz al fin), el terapeuta Richard O’Connor describe un ejercicio que les da a muchos de sus pacientes cuando se sienten mal. Es fácil y funciona. Él dice: «Cada noche, antes de ir a dormir, menciona tres cosas buenas que te sucedieron ese día».
Ni siquiera necesitas esperar a irte a dormir. Si sientes que estás mordiendo el polvo como si fueras una serpiente, comienza a pensar en las cosas buenas de tu vida. Puede ser cualquier cosa por la que estés agradecido. Recuerdo a mi hijo hablando sobre un sándwich que se iba a comer: «Exactamente el queso que me encanta. ¡Qué milagro!»
Puedes estar agradecido por tas duchas calientes, los amigos que te aprecian y porque el hipo no duele. A medida que se desarrolle el sentimiento de gratitud en tu corazón, descubrirás que no habrá lugar para los sentimientos negativos.
La próxima vez que te sientas decaído, mira hacia arriba para ver tus bendiciones. Ka
«Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús» (1 Tes. 5:18).