«Es mejor vivir en la azotea de la casa que compartir la casa con una esposa agresiva» (Proverbios 21:9).
El amor
Su nombre significa «débil». Dalila era del valle de Sorec, al sureste del territorio de Dan, a unos cuantos kilómetros de Sorá, el hogar de Sansón. Su relación liberal con los hombres (como los príncipes de los filisteos) hace suponer que se trataba de una prostituta. Sin duda, era una chica muy guapa que sabía explotar sus atributos físicos. En cuanto Sansón la vio, quedó cautivado por su figura. De inmediato, la joven se dio cuenta de que había atrapado al muchacho más codiciado de la región. Sansón se encaprichó con ella, lo cual llegó a oídos de sus enemigos. Entonces, los dirigentes filisteos hicieron una visita a la joven: le ofrecieron la fabulosa cantidad de 5,500 piezas de plata a cambio de averiguar el secreto de la fuerza del guerrero israelita. Ella aceptó el trato y se preparó para el ataque.
Dalila comenzó a hablar con suavidad lanzando una pregunta llena de veneno: «Por favor, dime en qué consiste tu impresionante fuerza. Si alguien quisiera vencerte, ¿cómo tendría que sujetarte?». Sansón jugó con la muchacha en tres ocasiones, las mismas que Dalila lo traicionó. Ella mostró sus intenciones en todo momento. Pero, después de tres intentos fallidos, la estrategia de la joven cambió: «Y como ella lo presionaba y lo importunaba todos los días, su ánimo decayó y casi se murió de angustia» (Jueces 16: 16). La discusión se repitió varios días:
—¡Tú no me amas! ¡Yo te he entregado todo y tú no!
—No digas eso, amor mío —respondió Sansón.
—¡Tú no me amas! ¡Tienes secretos que no me cuentas! ¡Tu corazón no está conmigo!
Dalila pasó de la presión a la agresión y los insultos. La ponzoñosa lengua de su amante aplastó el ánimo de Sansón, le arrancó la sonrisa del rostro y le quitó las ganas de vivir. ¡Vaya manera de destruir una vida! Ni el poderoso ejército filisteo había logrado hacerlo sentir tan miserable como Dalila. La misma persona que había despertado sus más grandes pasiones ahora era el principal motivo de su enorme malestar. Deseando un poco de paz, Sansón terminó por ceder y reveló a Dalila el secreto de su fuerza: su pacto con Dios simbolizado por su cabello. En cuanto lo supo, Dalila volvió a traicionarlo y lo condujo a su ruina. Allí se acabó la gran promesa de Israel.
Una persona que no te ama te lo mostrará de manera evidente. Pero si estás encaprichado con ella no lo notarás. Por eso hay que pedir a Dios sabiduría para tomar las mejores decisiones en este ámbito de la vida.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020 «Una Nueva Versión de Ti» Por: Alejandro Medina Villarreal Colaboradores: Israel Esparza & Nay Badillo