“Salomón amaba al Señor y cumplía las leyes establecida por David, su Padre, aun cuando el mismo ofrecía sacrificios e incienso en los lugares altos, e incluso iba a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, porque aquel era el lugar alto más importante; y ofrecía en aquel lugar mil holocaustos. Una noche, en Gabaón, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: “Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”. Salomón respondió: “tu trataste con gran bondad a mi padre, tu siervo David, pues el se condujo delante de ti con lealtad, justicia y rectitud de Corazón para contigo. Por eso lo trataste con bondad y le concediste que un hijo suyo se Sentará en su trono, como ahora ha sucedido.
Tu Señor y Dios mío, me has puesto para que reine en lugar de David, mi padre, aunque yo soy un muchacho joven sin experiencia. Pero estoy al frente del pueblo que tu escogiste: un pueblo tan grande que, por su multitud, no puede contarse ni calcularse. Dame, pues, un Corazón atento para gobernar a tu pueblo, y para distinguir entre lo Bueno y lo malo; ¿por qué? ¿quién hay capaz de gobernar este pueblo tuyo numeroso? Al Señor le agradó que Salomón le hiciera tal petición, y le dijo: Porque me has pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino inteligencia para saber oír y gobernar, voy a hacer lo que me has pedido: yo te concede sabiduría e inteligencia como nadie la a tenido antes que tu ni las tendrá después de ti. Además, te doy riquezas y esplendor, cosas que tu no pediste, de modo que en toda tu vida no haya otro rey como tu. Y si haces mi voluntad, y cumples mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, tu padre, te concederé una larga vida: Al despertar, Salomón se dio cuenta de que había sido un sueño. Y cuando llegó a Jerusalén, se presenta ante el arca de la alianza de Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después dio un banquete a todos sus funcionarios. Judá e Israel tenían una población incontable, como la arena que hay a la orilla del mar. Había abundancia de comida y bebida, y reinaba la alegría. (1 Reyes 3:3-15, 4:20)
APLICALA A TU VIDA
El libro de 1 Reyes describe a Salomón como un hombre sabio e inteligente, curiosos sobre todo lo que rodea. Aunque Dios no nos garantiza riquezas materiales si lo seguimos, la vida generalmente funciona mejor y nos ahorramos mucho dolor al seguir los principios de Dios. Le la sección de Explica la historia de esta semana. ¿Cuáles son algunas de las maneras en que Podemos llegar a ser más sabios? ¿Como puedes distinguir la diferencia entre sabiduría en insensatez? ¿En qué situaciones es más necesaria la sabiduría?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
1ra. trimestre 2020 “REYES Y PROFETAS”
Lección 2: «EL HIJO ESCOGIDO»
Colaboradores: Gisela B. Barbosa & Magda Sanz T