Entonces oí una gran voz del cielo que decía: «Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche». APOCALIPSIS 12:10
No permanezcas bajo condenación. Deja de escuchar las voces que te susurran constantemente al oído aquellos pecados y faltas que ya fueron confesados y perdonados. A Satanás se le llama el acusador de los hermanos porque le encanta vernos vivir agobiados por un sentimiento de culpa y condenación. Acumulará todas las acusaciones que pueda contra nosotros.
Algunas serán acusaciones por faltas que cometimos, pero exageradas. Otras serán acusaciones falsas, mentiras abiertas, acusándonos de pecados que no cometimos. Pero todas harán que te sientas muy mal, y más culpable de lo que eres.
Satanás te dirá: Ayer trataste mal a tu esposa. Esta mañana le gritaste a uno de tus compañeros de trabajo. La semana pasado criticaste a los líderes de la iglesia. Anoche, mientras regresabas de tu trabajo, te descontrolaste y fuiste imprudente con otros conductores.
Si cometes el error de aceptar esas acusaciones, te privarás del gozo que resulta de tener confianza en Dios. Recibe la misericordia de tu amante Padre celestial. Sobreponte a tus pecados y fracasos que Dios ya lanzó a lo más profundo del mar. No albergues sentimientos de culpabilidad, porque vivirás mortificado diariamente. No permanezcas bajo condenación. Si deseas obtener la victoria, es tiempo de poner los pies firmemente sobre la roca de tu salvación. Di: «No escucharé más esas voces que solo producen sentimientos de culpabilidad en mi corazón. Es verdad que no soy perfecto, pero estoy bajo la gracia de Cristo. He cometido muchos errores, pero estoy seguro de que he sido perdonado por la misericordia de Dios ‘l . Mientras ames a Cristo de todo corazón, y el deseo predominante de tu corazón sea servir a Dios y hacer su voluntad, puedes tener la seguridad de que Dios está complacido contigo.
Di hoy al enemigo con firmeza: «He sido limpiado con la sangre de Jesús. Mi Biblia dice que «Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Rom. 8: 1). Seré victorioso. No escucharé tus acusaciones. No viviré agobiado por sentimientos de culpa por pecados que Dios ya me perdonó. Dios está trabajando en mí y he recibido su misericordia » .
Hoy es un nuevo día. No mires hacia atrás; mira al frente. Contempla al ángel del Señor a tu derecha confrontando a Satanás y asegurando que tú has sido comparado con el alto precio de la sangre de Jesucristo.
Tomado de: Lecturas Devocionales Familiares 2020 «Siempre Gozosos: Experimentando el amor de Dios» Por: Juan O Perla Colaboradores: Augusto Palacios & Erika de la Cruz