Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor, y en tus maravillosos milagros. Salmo 145: 5, NTV.
Me encanta nadar con esnórquel en cada oportunidad que se presenta; es una de mis actividades preferidas para observar la naturaleza. Como vivo en Míchigan, no tengo tantas oportunidades de hacer esnórquel como quisiera, así que cada vez que viajo a algún lugar cálido y tropical, averiguo si hay algún arrecife cercano para explorar. Un verano, cuando estuve en Jordania en una excavación arqueológica, nuestro grupo hizo una excursión de fin de semana al sur del país, que llega al Mar Rojo. Sí, el mismo Mar Rojo del que has escuchado en la historia bíblica de Moisés y los israelitas.
Fue fascinante estar en el Mar Rojo, pero también fue impresionante enterarme de que había un arrecife en esas aguas. Tres de nosotros hicimos los arreglos para hacer un viaje adicional a un lugar de la costa que supuestamente era uno de los mejores lugares para practicar esnórquel. llegamos y nos equiparon con aletas, máscaras y esnórqueles. Unos momentos después nos sumergimos en el agua.
He practicado esnórquel en lugares de todo el mundo, desde la Gran Barrera de Coral de Australia hasta el Caribe y Hawái, y generalmente no los comparo, pero según mi experiencia personal, ese fue el lugar más maravilloso para practicar esnórquel. La pared del arrecife estaba llena de toda clase de criaturas marinas, de todo tamaño, forma y color. Nunca había visto tanta diversidad de coral en un solo lugar. El agua era transparente, y la variedad de peces, asombrosa. Nadamos con nuestros esnórqueles por horas, y el tiempo se nos hizo corto. Quería quedarme y ver más, pero era hora de volver.
Ese día me fui asombrado por un despliegue increíble de la creación de Dios. Me recordó que por toda la tierra hay evidencias del poder y el amor de Dios. No importa dónde vayas hoy, mira a tu alrededor, observa la naturaleza que Dios creó, ¡Y siéntete inspirado por sus obras maravillosas!