El Espíritu y la Esposa dice: ven. Y el que oye, diga: ven. Y el que tiene sed, venga: y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Apocalipsis 22:17
A lo largo de este año, hemos visto que toda oración audible que pronuncian nuestros labios, y toda oración secreta y silenciosa que se eleva de lo profundo del corazón, es la respuesta a la búsqueda previa que Dios hace a nuestra vida. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, desde la caída de Adán hasta la víspera de la redención final, Jesús nos busca y nos invita: «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo» (Apoc. 3:20).
Nuestra oración expresa nuevamente el llamado de Jesús a las puertas de nuestro corazón, para que cuando vuelva en gloria y majestad, en las nubes de los cielos (Mat. 25:31), traspongamos juntos las puertas de la ciudad de Dios.
El reloj del tiempo está marcando casi la medianoche de la historia de la humanidad. El Espíritu y la Esposa nos están invitando a ir a Jesús, a calmar nuestra sed en las cristalinas corrientes del Agua de vida (Apoc. 22:17). Pero el Espíritu Santo y la iglesia, representada por la Esposa, también anhelan involucrar en este ruego al que escucha la Palabra de vida: ia ti y a mí!
Tan importante es el advenimiento del Salvador que el Espíritu Santo, la iglesia y el escritor del libro oran juntos por la parusía (vers. 20). Ellos quieren que el que oye, es decir, tú y yo, oremos también por el acontecimiento más glorioso de la historia, e invitemos a otros a que «tomen del agua de la vida gratuitamente» (vers. 17). iYa es casi medianoche!
Pronto estas palabras se harán realidad: «El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo esta purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la Creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas declaran, en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor» (CS 657).
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2019 «Las Oraciones más Poderosas de la Biblia» Por: Ricardo Bentacur.
Colaboradores: Rosalba Barbosa & Gladys Cedano