Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse. Santiago 1: 19, NVI.
Cuando viajé por Egipto, el primer día me enfermé por tomar agua de la llave. Durante el resto de nuestra estadía nos aseguramos de beber sólo agua embotellada. Egipto no es como otros países, donde hay una tienda o una gasolinera en casi todas las esquinas. Era mucho más difícil encontrar tiendas con algo tan simple como agua embotellada. Decidimos que lo mejor sería pedir orientación para encontrar un lugar cercano donde comprar un poco de agua embotellada. Vimos a un lugareño y nos acercamos. Nosotros no hablábamos nada de árabe, y él no hablaba mucho inglés, aunque sí lo suficiente para decirnos adónde teníamos que ir. Nos hizo una seña para que lo siguiéramos, y pronto estábamos en camino a donde hallaríamos agua embotellada. Estábamos muy entusiasmados porque teníamos mucha sed, pero comenzamos a preocuparnos cuando, diez minutos después, todavía estábamos caminando.
También nos preocupamos porque las calles en las que transitábamos se estaban tornando más angostas y menos transitadas. Luego de una caminata de cuarenta y cinco minutos, nuestro guía finalmente anunció que habíamos llegado. Entramos por un antiguo escaparate, y el hombre nos presentó al dueño. Entonces descubrimos que nos había malinterpretado. Aunque habíamos pedido «una botella de agua», él había entendido «pipa de agua». Una pipa de agua es un aparato que se usa en Egipto para fumar!
Los malentendidos entre las personas son comunes. A veces llevan a discusiones y peleas. ¿Qué debes hacer cuando hay un posible malentendido entre otra persona y tú? ¡La respuesta está en el versículo de hoy!