Más vale ser pobre y honrado, que necio y calumniador. Proverbios 19: 1, DHH.
Faltaban algunos días para la Navidad del año 2000 y habíamos viajado a Maryland para estar con la familia de mi hermano durante las fiestas. Habíamos decidido que en el tiempo que estaríamos allí, visitaríamos algunos lugares famosos de Washington, D.C. Fuimos a uno de los museos Smithsonianos, visitamos el Monumento a los Veteranos de Vietnam y caminamos por la Casa Blanca, donde el entonces presidente Bill Clinton vivía y trabajaba.
Esa noche, mi hermano nos llevó a Union Station, una estación ferroviaria histórica y centro comercial. Notamos que había una pequeña multitud frente a uno de los negocios. No pude resistirme a caminar en esa dirección para ver si podía ver lo que esas personas estaban intentando observar. Miré por allí y no vi nada. La curiosidad me ganó, y le pregunté a un hombre por qué estaban allí parados. Él me miró y me dijo: «El presidente Clinton está haciendo sus compras navideñas en esa tienda, y está por salir». Unos momentos después, el presidente Bill Clinton salió de la tienda acompañado por sus guardias de seguridad. Como la multitud que se había juntado era pequeña, se acercó a saludarnos. Yo extendí mi mano, y él me saludó. Recuerdo exactamente lo que dije: «Hola, señor presidente». Sí, probablemente se me podría haber ocurrido algo un poco más sofisticado para decir, pero eso es lo que me salió.
Los políticos son los líderes de este mundo. Pero los políticos suelen tener problemas por mentir o hacer promesas que no pueden cumplir. A veces mienten solo para obtener el voto de la gente. Pero no solo los políticos. A veces todos decimos mentiras. La Biblia nos advierte que nos cuidemos de las personas que no son honestas. Dice que es mejor ser pobre y honesto, porque quienes mienten son insensatos. No seas insensato. Elige hoy decir palabras que demuestren honor e integridad.