Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Mateo 5: 44, NVI.
Mientras estábamos en Costa Rica, decidimos visitar uno de los muchos parques nacionales del país: el Parque Nacional Palo Verde. Estábamos interesados en realizar uno de los recorridos únicos disponibles en el parque, que resaltaba los seres vivos que se encuentran en los pantanos. Compramos los boletos y caminamos por un largo muelle destartalado hasta un pequeño bote. Como habíamos viajado a Costa Rica en temporada turística baja, además del conductor y un guía, teníamos todo el bote para nosotros.
Hay tres cosas muy distintivas que recuerdo de los noventa minutos que pasamos en ese bote: muchas aves, monos y reptiles. Costa Rica es famosa por sus recorridos para avistar aves, y parecía haber monos prácticamente en cada árbol, pero me sorprendió la cantidad de reptiles que encontramos.
Cerca de la orilla había pequeñas lagartijas corriendo por las ramas y los troncos caídos. Sobre nosotros, algunos árboles tenían varias iguanas de al menos un metro y medio [5 pies] de largo. Por último, en el agua a nuestro alrededor había docenas de cocodrilos nadando y tomando el sol en la orilla. ¡Algunos cocodrilos también eran muy grandes! Por supuesto, nos aseguramos de que nuestras manos y pies estuvieran dentro del bote en todo momento. ¡Los cocodrilos eran los reyes de aquella selva!
Ser un bravucón no es genial, pero muchos bravucones son así porque están dolidos por dentro. No quieren demostrarlo externamente, así que en lugar de eso sienten que tienen que menospreciar a otros para sentirse mejor. Toma en cuenta un par de cosas: no busques venganza, y no ignores el problema. Pide ayuda. Por último, y esto puede sonar extraño ora por el bravucón. Recuerda: el verdadero enemigo es Satanás, y no las personas.