Todos sabemos que las estrellas tienen luz propia y que el Sol es la estrella más grande y más cercana a nuestro planeta. Antiguamente se pensaba que en el interior de las estrellas había fuego, pero los últimos descubrimientos comprobaron que la luz que emiten el Sol y otras estrellas se debe a que están formados por un gas caliente que emite luz y calor.
Es probable que el Sol ya existiera, y comenzó a brillar en nuestro planeta a partir del cuarto día de la creación, por orden del Creador, para marcar los días, las semanas y los años.
Dios controla todo lo que hay en el universo y, en cierta ocasión, intervino en el curso natural del Sol. Hizo que diera más horas de luz para que Israel continuará la persecución de sus enemigos.
Lo que no se sabe es si se detuvo la rotación de la Tierra, si la luz visible era refractada, o si Dios usó algún otro medio para conseguir su propósito.
Lee más en la Biblia, Génesis 1:16-19; Josué 10:12-14.
Los poetas bíblicos utilizaron las características del Sol para compararlo con las virtudes de un buen hijo de Dios. La Biblia dice: «Hará brillar tu rectitud y tu justicia como brilla el sol de mediodía» (Salmo 37:6).
Desafío: Dibuja un Sol, aquí, con puntos de colores. Mientras dibujas, piensa en cómo debemos actuar para brillar como el Sol.