Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Lucas 22:31, 32.
La porción en la que se inserta la oración de Jesús por Pedro comienza describiendo la disputa entre los discípulos acerca de quién sería el mayor en el nuevo reino (Luc. 22:24). El Señor, en vez de reprocharles la pobreza y mezquindad de su pensamiento, los anima con estas palabras: «Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel» (vers. 29, 30). Tras animarlos al servicio, le advierte a Pedro que él lo traicionará, pero que finalmente se recuperará de su caída. Hay mucho amor en las palabras del Maestro.
Tres ideas motrices emergen de Lucas 22:31 y 32. En primer lugar, Jesús siempre estará a nuestro lado en la hora de la prueba. Luego, la fe puede eclipsarse, pero jamás extinguirse. Finalmente, quien cayó puede recuperarse; y quien se. recupera dará un mejor servicio en la causa de Dios
Jesús siempre está a nuestro lado: el creyente que está en mayor peligro es quien más cerca está del corazón de Cristo, y es el motivo principal de su intercesión. Así ocurre siempre: la más tierna de sus palabras, el más dulce de sus consuelos, el más fuerte auxilio, la oración intercesora más suplicante, los más poderosos dones de su gracia, se dan a los más débiles, a los más necesitados, a los hombres y a las mujeres en prueba y angustia. Los que más desean aJesús más cerca lo tienen. Cuanto más densas son las tinieblas, más brillante es su luz. Cuanto más duras son las pruebas de nuestra vida, más rica será su presencia. Cuanto más solos estemos, más intensa será su compañía. Nuestra necesidad es la medida de la oración de Jesús.
Jesús hoy te dice: «Satanás ha querido tenerte, pero tú [pon aquí tu nombre], que estás en el ojo de la tormenta, tienes que saber que estás bajo los rayos iluminadores de mi amor y cuidado».
Oración: Gracias, Señor, porque cuando mayores son mis peligros mayor es tu presencia.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2019 «Las Oraciones más Poderosas de la Biblia» Por: Ricardo Bentacur Colaboradores: Rosalba Barbosa & Gladys Cedano