Cuando Dios actúa en tu vida, una cosa es experimentarlo por ti mismo y otra cosa bien distinta es compartir la experiencia con las personas que te rodean. Vemos esto claramente en nuestro pasaje bíblico.
Según el relato de Nehemías, Dios había realizado milagros en el entorno del profeta con el fin de validar sus objetivos espirituales. Nehemías había recibido todo lo que necesitaba para reconstruir la muralla, desde materiales hasta permisos legales. Todos los pequeños detalles, al igual que los aspectos mayores, no tan solo los habían solicitado abiertamente, sino que les habían sido concedidos. Pero ahora, había surgido algo más importante que el propio proyecto: Nehemías fue llamado a guiar al pueblo de Dios que estaba viviendo en Jerusalén para que lograra su objetivo de reconstruir las murallas de la ciudad.
Tenía que dar el paso de experimentar por sí mismo la intervención de Dios en su vida a compartir esa experiencia maravillosa con las personas que lo rodeaban. Como hemos dicho ya: dos cosas bien distintas.
Después de haber experimentado un lento progreso durante varios años, no solo debía ser reconstruida la muralla, sino que también debía ser restablecida la confianza del pueblo. El testimonio del Rey celestial tocando el corazón del rey terrenal fue una evidencia de que la mano de Dios acompañaba a Nehemías. Él se aseguró de que el pueblo escuchará el relato de su experiencia, y la utilizó para estimular la fe del pueblo, a fin de que todos se aplicara de nuevo a la tarea de la reconstrucción. Si los poderes terrenales se estaban poniendo en marcha. ¿no lo estarían mucho más las fuerzas celestiales que los respaldaban? En breve vamos a descubrir todo eso y mucho más.
Copia de tu versión preferida de la Biblia Nehemías 2: 10-20.
Para abreviar puedes copiar únicamente los versículos 16-18.
Si lo prefieres, puedes parafrasear el pasaje bíblico utilizando tus propias palabras, resumirlo o hacer un bosquejo.
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2019. 4to trimestre 2019 “Nehemías” Lección 3: «La mano de Dios» Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo