Porque ya saben el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 1 Tesalonicenses 5: 2, NVI.
Me encanta vivir en Míchigan, en los Estados Unidos. Un año decidí hacer un viaje con algunos amigos a la Isla Manitou del Norte, que está en la parte norte del Lago Míchigan. Lo interesante de visitar ese lugar es que nadie vive allí. No es muy grande, solo tiene 13 kilómetros [8 millas] de largo y 6,5 kilómetros [4 millas] de ancho. Mientras estás allí, tienes libertad de escalar y explorar la isla, que incluye arboledas, pantanos, playas y dunas. Hay un servicio de bote que lleva a los visitantes a la isla dos veces por semana, los viernes y los domingos. En otras palabras, puedes entrar a visitar la isla de viernes a domingo, un fin de semana, o ir el domingo y permanecer toda la semana hasta que salga el siguiente bote el viernes.
Nosotros podíamos ir solo por el fin de semana, así que nuestro plan era tomar el bote de ida el viernes y volver el domingo a tiempo para la nueva semana laboral. Era importante asegurarnos de estar en el muelle a tiempo el domingo. Teníamos una sola oportunidad de salir de la isla el domingo, y si no estábamos allí a tiempo, el bote se iría y nos veríamos forzados a quedarnos en la isla cinco días más. Eso sería un gran problema, ya que teníamos muchas cosas que hacer en la semana; sin mencionar que solo llevábamos comida y provisiones para un par de días. Por más que disfrutamos de la isla, cuando llegó el domingo estábamos listos en cuanto el bote volvió a buscarnos.
Algún día, Jesús volverá a salvarnos de este mundo pecaminoso. Nadie sabe cuándo será ese día; la Biblia lo compara con un ladrón en la noche, que no se sabe cuándo aparecerá. Por eso tenemos que estar listos siempre, todos los días. ¿Cómo? Asegurándonos de mantener una relación diaria con Cristo.
¡No te arriesgues a perder el viaje a nuestro verdadero hogar, el cielo! ¡Pídele a Jesús que sea parte de tu vida cada día!