Todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas. Jeremias 17:13.
Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra» (Juan 8:6-8).
Hay quienes piensan que Jesús tenía en mente nuestro texto de Jeremías cuando se inclinó a escribir sobre la tierra. Familiarizados con la figura de escribir en tierra, los judíos que acusaban a la mujer adúltera entendieron lo que Jesús estaba diciendo con su gesto. Por eso, «acusados por su conciencia,. Salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros» (vers. 9). Aunque no hubiesen leído sus pecados, sabían que al escribir sobre la tierra Jesús los estaba condenando.
Ayer dijimos que un nombre escrito en el polvo implica pertenecer a la tierra, y su inscripción dura poco tiempo. Por el contrario, un nombre escrito en el cielo implica pertenecer al cielo, y ese nombre jamás será borrado. Jeremías 17:13 sugiere que son nuestras decisiones cotidianas las que determinan que nuestros nombres sean escritos en la tierra o en el cielo. Si le damos la espalda a Dios, constante, incesante y perseverantemente, terminamos en el polvo. Pero si le abrimos plenamente el corazón a Jesús, aunque sea en el último instante de nuestra vida, él inscribirá nuestro nombre en «el libro de la vida del Cordero» (Apoc. 21:27).
Hay solo dos listas: la de los vivos y la de los muertos. Tu nombre y el mío solo pueden estar inscritos en la tierra o en el cielo. Pronto se abrirá el libro del Cordero (Apoc. 21:27). ¿Temes que tu nombre pase por los registros del libro de los hombres (Apoc. 20:12)? Solo Jesús puede «escribir en la tierra». ¡Y solo él puede borrar lo que escribió! Él puede escribir porque puede borrar. ¡No tenemos nada que temer!
¿Anhelas tú la eternidad? ¿Quieres que tu nombre esté escrito en el Libro de la vida? ¡Nadie te condena! ¡El bendito Jesús puede borrar todos tus pecados! ¡Alabado seas, Señor!
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2019 «Las Oraciones más Poderosas de la Biblia» Por: Ricardo Bentacur Colaboradores: Rosalba Barbosa & Gladys Cedano