La forma en la que adoramos al Señor dice mucho acerca de nuestra condición como iglesia. Cuando adoramos, debemos exaltar, glorificar, honrar y alabar a Dios de una manera que le sea agradable. Nuestra adoración debe demostrar nuestra lealtad a Dios a través de la humildad, la sumisión y el agradecimiento por habernos dado la oportunidad de escapar de la esclavitud del pecado. Como iglesia, ¿de qué manera podemos llevar esto a la práctica?
Adorar como iglesia desempeña un papel crucial· en reavivar el fuego espiritual.
La adoración en la iglesia desempeña un papel crucial para reavivar el fuego espiritual. Vemos esto claramente en la experiencia del Pentecostés (Hech. 2: 1-4). También nos motiva a estudiar la Palabra de Dios, a orar y a tener comunión unos con otros. Adorar es una de las mejores maneras de mantener la gracia de Dios en nuestras vidas. La adoración no debe ser solo una experiencia privada. Tal como expresa Donald S. Whiteny: «Existe un elemento de adoración y de cristianismo que no se puede experimentar en la adoración privada. Hay algunas gracias y bendiciones que Dios imparte únicamente en el «encuentro» con los demás creyentes».
Algunas de las bendiciones que experimentamos cuando nos reunimos como iglesia para adorar al Creador, son:
Despierta nuestro vigor espiritual. Cuando adoramos unidos, nos apoyamos mutuamente. La unidad en la oración puede dar sorprendentes resultados. Lutero dijo en cierta ocasión: «En casa, en mi propio hogar, no hay calor o fuerzas en mí; pero en la iglesia, cuando se reúne una multitud, se prende un fuego en mi corazón».
Aporta confianza. Ser parte de una comunidad religiosa nos confirma que en Cristo somos una familia. La adoración en nuestras congregaciones apunta a la adoración de la colectividad en la que Cristo es la cabeza (Apoc. 7: 9).
Aumenta nuestra fe. Cuando adoramos en comunidad participamos en edificar, animar y consolar (1 Cor. 14: 3). Al mismo tiempo, adorar juntos como iglesia nos ayuda a contemplar unidos a Cristo. Todos «vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu» (2 Cor. 3: 18).
En la medida que crecemos como iglesia, podremos ir adoptando prácticas que nos permitan realizar actos colectivos de justicia social, como un solo cuerpo en Cristo.
PARA COMENTAR
¿En qué situaciones debemos adorar a Dios colectivamente? ¿Y en privado?
¿En qué sentido adorar como iglesia nos ayuda a comprometernos con obras de ayuda social?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2019. 3er trimestre 2019 “Servir a los necesitados” Lección 6: «Adoren al creador» Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo