Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro. Salmo 91: 4
El Salmo 91, Moisés utiliza una imagen que usó en Éxodo 19:4, cuando L Jehová le dijo: «Vosotros visteis [. .] cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí». En ambos pasajes aparece la metáfora de las alas, pero hay una clara diferencia en su aplicación. Una cosa es sobre las alas y otra debajo de ellas. En Éxodo, las alas nos rescatan. En el texto de hoy, las alas nos acogen. «Con sus plumas te cubrirá» expresa el acto divino de protección. Sus plumas te acogerán con afecto paternal. Solo las alas de Dios te conceden la gracia de sentirte un hijo seguro en su casa. «Debajo de sus alas estarás seguro» expresa nuestra necesidad humana. La protección divina es la que hace posible la vida en este mundo. Dios nos protege de las fuerzas del mal que operan fuera y dentro de nosotros. Esto no significa que no padeceremos las calamidades y los desastres de este planeta como cualquier mortal, sino que, como oró Jesús, nos librará del mal (Mat. 6:13). El evento físico puede ser igual para el hijo de Dios como para el que no lo es, pero el modo en que uno y otro enfrentan el daño es muy distinto. Dios saca el veneno de la flecha para que, si nos hiere, no se gangrene» la herida.
La propia metáfora de las alas sugiere, indirectamente, la idea del peligro que nos acecha fuera de ellas. Somos vulnerables como «ovejas en medio de lobos» (Mat. 10:16). A veces son más destructivas las fuerzas que combaten en nuestro interior que un terremoto, una inundación y aun la misma guerra. Dios nos protege de nosotros mismos, de nuestra natural tendencia al mal. Cargamos traumas de nuestra infancia que a menudo nos empujan al abismo. Pero podemos ir a Jesús en la tentación, en la prueba, en las crisis, en todo momento; ¡Jesús es el Refugio!
Cualesquiera que sean «los lobos» o las comadrejas que nos acechen, ¡solo estaremos seguros en el Refugio! Si en tu vuelo te sientes cansado, herido, vacío, frustrado, tentado, angustiado, enojado, triste, temeroso, ¡las alas de Jesús son cálidas y amplias! En él hay protección y proximidad. Cobijado en Jesús, ¡tu corazón latirá con el de Dios!
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2019 «Las Oraciones más Poderosas de la Biblia» Por: Ricardo Bentacur Colaboradores: Rosalba Barbosa & Gladys Cedano