Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca. Hebreos 10:24, 25.
Ester
La amenaza de destruir, matar y exterminar a todos los judíos no había terminado. Ester decidió no quedarse de brazos cruzados. Le envió un mensaje a su primo: «Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa» (Ester 4:16). Ella misma se reuniría con sus doncellas, pero además pidió que Mardoqueo se reuniera con los demás judíos que estaban en Susa, la capital del reino. Ester conocía el poder del que habló Jesús varios siglos después: «Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mateo 18:20).
Las palabras de Ester nos muestran no solamente el hecho de que Jesús vino a cumplir lo que ya se había comprobado en el Antiguo Testamento, sino también que nosotras podemos tomar la iniciativa para reunirnos.
A veces asistimos a reuniones de la iglesia y llegamos como débiles gatitos indefensos frente a nuestros múltiples problemas. Pero salimos con la fuerza de leones gracias al vigor que nos imparte el haber compartido nuestros desafíos y peticiones de oración con los demás. En la mayoría de los casos hubo alguien que nos animó y oró con nosotras. Hay ocasiones en las que, simplemente, al escuchar a los demás y oír cómo Dios se ha manifestado en la vida de otro, cobramos ánimo.
Los grupos de apoyo tienen un efecto similar, pero no son como las reuniones con otros cristianos. Un grupo de apoyo se reúne porque todos tienen la misma necesidad. Todos los miembros del grupo tienen algún problema en común: el alcoholismo, el duelo por un ser querido, el abuso, etcétera. Como cristianas, tenemos por lo menos una cosa en común con cada ser humano: todos padecemos el dolor que nos inflige el pecado. En palabras de Jesús: tenemos la promesa de su poder. ¡Cristo viene pronto! Deberíamos reunirnos más que nunca porque él no tarda en volver. Cuando nos reunimos con los creyentes, Jesús también está con nosotros.
Te invito a que, como Ester, seas tú quien tome la iniciativa de reunirse con los creyentes, porque el día se acerca. —