«Miren ustedes: Voy a enviarles al profeta Elías, antes que llegue el día del Señor, que será un día grande y terrible. Y él hará que padres e hijos se reconcilien. De lo contrario vendré y castigaré su país, destruyéndolo por completo». Malaquías 4: 5-6
El modelo original de familia diseñado por Dios era perfecto. Dios creó tanto al hombre como a la mujer a su propia imagen y les asignó distintas tareas. A Adán, Dios le asignó una responsabilidad y autoridad espiritual, mientras que Eva iba a ser una compañera que le prestaría ayuda; alguien de igual categoría que Adán. La familia mantenía en aquel momento una misma unidad, teniendo la excepcional función de dar gloria a Dios.
LA INSTITUCIÓN FAMILIAR DE HOY NECESITA DIRECCIÓN, ALIENTO Y ESPERANZA.
Pero cuando entró el pecado, se interrumpió el diseño perfecto de Dios para la familia. El pecado introdujo conflictos y discordias en la familia, haciéndola frágil, violenta e incluso inconexa. La familia de hoy tiene sus raíces en el Edén, donde el pecado distorsionó el diseño perfecto de Dios. No obstante, Dios ha provisto un medio para restaurar a la familia a su estado original y perfecto. Esto solo puede ocurrir gracias al amor divino revelado en Jesucristo, que ofrece esperanza y gracia a toda entidad familiar con problemas. La institución familiar de hoy necesita dirección, aliento y esperanza; necesita sabiduría para orar por los hijos y guiarlos en la Palabra de Dios. Por otro lado, el esposo y la esposa necesitan un diálogo constructivo para permanecer unidos y felices.
El deseo de Dios es ayudarnos a tomar medidas valientes y decisivas para superar el engaño de que no hay esperanza para el matrimonio o para la familia. La intención de Dios para nosotros es que mejoremos nuestras familias, reparando los vínculos rotos y fomentando entidades saludables según el modelo trazado en su plan original. Por esa razón, Dios promete enviar a un Elías para restaurar los corazones de los miembros de familias con problemas, precisamente antes del tiempo del fin. En Ezequiel 36: 26, la Biblia habla de un «corazón nuevo» y de un «espíritu nuevo». El pecado endureció los corazones de los seres humanos y los hizo poco receptivos a los preceptos de Dios. Después del pecado, los corazones se despojaron de su vigor espiritual y comenzaron a desear las cosas del mundo.
Pero a través de la gracia de Dios mostrada en Cristo Jesús, podemos tener corazones nuevos y reclamar nuestra condición original respecto a Dios. A través de la fe viva presente en nuestras almas podemos mirar al Salvador crucificado, que nos ofrece una salvación completa.
Los consejos de esta semana nos ayudarán a descubrir las promesas de Dios, especialmente los que tienen que ver con convertir corazones en el tiempo del fin, mientras nos preparamos para encontrarnos con Cristo en su segunda venida.
“En estos últimos días, el mensaje de los tres ángeles resuena a lo largo y ancho del planeta. Ese mensaje que surge del libro de Apocalipsis debe hacer que muchos corazones se arrepientan antes del regreso de Jesucristo”.
Lección de Escuela Sabática Para Jovenes Universitarios 2019. 2do trimestre 2019 “Estaciones de la vida” Lección 13: «Conversaciones en e tiempo del fin» Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo