Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación. Oseas 1:2.
GOMER
¿Qué quería demostrar Dios con el desastroso matrimonio de Oseas? El profeta sufría por las ausencias de Gomer del hogar. Además, le tenía que doler profundamente el saberse ridiculizado, puesto que todos estaban enterados de las escapadas de Gomer. Lo que maravilla de este matrimonio «simbólico» es el mensaje que Dios quiere comunicarle a su pueblo. Pareciera que el mensaje fuera uno de condena y nada más, pero al leer cuidadosamente este breve libro descubrimos que se trata de un mensaje de restauración.
El pueblo de Dios, como Gomer, le ha sido infiel a su Esposo celestial, se ha marchado con sus amantes que le ofrecen pan, agua, lino, lana, aceite y bebida (ver Oseas 2:5). Israel, como una ramera, se ha separado de su Esposo, creyendo encontrar una vida mejor con los pueblos paganos, sus dioses y sus ritos que incluían sacrificios humanos. Para Dios, igual que para Oseas, el dolor de perder a su amada es indecible. Oseas anhela traer a Gomer a casa otra vez, y que se quede para siempre. De igual manera, Dios ansía traer a su pueblo rebelde al hogar de su amor infinito. Si solo ella entendiera cuánto él la ama y cuánto desea perdonarla y restaurarla…
Este es el mensaje de Oseas y Gomer: no importa qué hayas hecho o dejado de hacer, Dios, como un Esposo ansioso de derramar sobre su amada todo el amor que solo él sabe darle, quiere restaurarte y ponerte en un lugar de honor y privilegio. En el refugio de tu Esposo divino enderezarás tu camino y encauzarás tus energías hacia el servicio de tu Amado y del mundo por el que el Amado lo dio todo. Si tan solo volvieras…