<<Estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor>> Romanos 8: 38-39, NVI
CRISTO PODRÌA HABERSE APARTADO de nosotros a causa de nuestra culpabilidad. Pero en vez de hacerlo, vino y hábito entre nosotros, lleno de toda la plenitud de la Deidad, para ser uno con nosotros, a fin de que por medio de su gracia pudimos obtener la perfección. Disponiendo su vida, en una muerte de vergüenza y sufrimiento pago nuestro rescate. ¡Que amor tan abnegado! Descendió de la excelsitud, revistió su divinidad con humanidad, y fue bajando paso a paso a las profundidades mismas de la humillación. No hay sonda que pueda medir la profundidad de este amor.
Cristo nos mostró cuánto puede amar Dios y cuánto sufrió nuestro Redentor para asegurar nuestra completa- restauración. Desea que sus hijos revelen su carácter y ejerzan su influencia a fin de que otras mentes puedan ser puestas en armonía con su mente.
Cristo, nuestro Salvador, en quien moraba la perfección absoluta, <<por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéremos hechos justicia de Dios>> (2 Cor. 5:21 RVC). No cometió falta alguna, pero lleva el terrible peso de la culpabilidad de todo el mundo. Llegó a ser nuestra proporción, y a << todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios>> (Juan 1: 12), La cruz fue alcanzada para salvarnos. La elevación de Cristo sobre la cruz fue el medio ideado por el cielo para despertar en el alma arrepentida el sentido de la terrible malignidad del pecado. Mediante la cruz, Cristo trata de atraer a todos a si mismo. Mario como la única esperanza de salvación para los que, por causa del pecado, estaban desesperadamente perdidos. Mediante la obra del Espíritu Santo ha boa de introducirse un nuevo principio de poder mental y espiritual en el hombre, para que, mediante la asociación con la divinidad, llegara a ser uno con Dios.
Para derribar las barreras que Satanás había levantado entre Dios y la humanidad, Cristo realizó un sacrificio pleno y completo, que reveló una abnegación sin parangón. Ofreció al mundo el asombroso espectáculo de Dios viviendo en carne humana y sacrificándose a sí mismo para salvar a la humanidad ¡Qué increíble amor el de la Divinidad! Se me humedecen los ojos al pensar en tantos que pretenden creer en la verdad y están dominados por el egoísmo […]
Me asombra ver cómo, muchos que profesan ser cristianos no echan mano de los recursos divinos; que no sean capaces de ver con mis claridad la cruz como el medio de misericordia y perdón, el medio de poner su corazón orgulloso y egoísta en contacto directo con el Espíritu Santo, a fin de que las riquezas de Cristo puedan ser derramados en la mente, y el instrumento humano sea adornado con las gracias del Espíritu y que Cristo pueda ser ensalzado por aquellos que todavía no lo conocen. – Manuscrito 91, 26 de junio de 1902, <<El sacrificio de Cristo por nosotros>>.