«¿Se siente hoy lleno de pesar? Fije sus ojos en el Sol de justicia. No trate de solucionar todas las dificultades; en cambio, vuelva su rostro a la luz, al trono de Dios. ¿Qué ve allí? El arco iris del pacto, la viviente promesa de Dios. Debajo está el propiciatorio, y quien se apropia de las provisiones de misericordia que han sido hechas, y se apodera de los méritos de la vida y la muerte de Cristo, tiene en el arco iris de la promesa la bendita seguridad de la aceptación del Padre mientras exista el trono de Dios […].
«NO HAY EN NUESTRA EXPERIENCIA NINGÚN EPISODIO TAN OSCURO QUE ÉL NO LO PUEDA LEER, NI PERPLEJIDAD TAN GRANDE QUE NO LA PUEDA SOLVENTAR».
«Ponga su mano en la de Cristo. Habrá dificultades que vencer, pero ángeles que sobresalen en fortaleza cooperarán con el pueblo de Dios».
«Hagamos el esfuerzo de elevar nuestro espíritu para que Dios nos conceda respirar la atmósfera celestial. Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan hacia él tan naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol.»
Presenta a Dios tus necesidades, tristezas, gozos, preocupaciones y temores. No puedes incomodarlo ni agobiarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos. «Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso». Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas incluso cuando las presentamos delante de él. Llévale todo lo que confunde. No hay nada que sea tan pesado que él no lo pueda soportar, pues sostiene los mundos y rige todos los asuntos del universo. Nada que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeño que él no lo note. No hay en nuestra experiencia ningún episodio tan oscuro que él no lo pueda leer, ni perplejidad tan grande que no la pueda solventar. Ninguna calamidad puede ocurrirle al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrarlo, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin que el Padre celestial lo perciba y sin que tome en ello un interés inmediato. Él «restaura a los abatidos, cubre con vendas sus heridas». Las relaciones entre Dios y cada alma son tan especiales y únicas como si no hubiera habido otra alma de la que ocuparse ni por la cual entregar a su Hijo amado».2
PARA COMENTAR
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Lección de Escuela Sabática Para Jovenes Universitarios 2019. 2do trimestre 2019 “Estaciones de la vida” Lección 9: «Cuando llegan las perdidas« Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo