Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6: 10, RVm
Manejar por Dakota del Sur es una buena forma de apreciar las praderas interminables del centro de los Estados Unidos. Hay cientos de kilómetros de praderas verdes y colinas onduladas. Algo que me gusta mucho de esas regiones son los perritos de las praderas. Hay un zoológico cerca de mi casa en Míchigan, que solíamos visitar a menudo cuando mis hijos eran pequeños, y una de las exhibiciones que más les gustaban eran los perritos de las praderas, que corrían por su pequeña comunidad de túneles.
Notamos que, en estado salvaje, había cientos o incluso miles de perritos de las praderas viviendo juntos. Los perritos de las praderas son famosos por pararse sobre sus patas traseras para tener unos centímetros más de altura y una mejor vista de sus alrededores. Son como pequeños centinelas trabajando para mantener su comunidad a salvo.
¿Alguna vez te preguntaste por qué la palabra perro forma parte de su nombre? Esos animalitos no son perros, pero hacen un sonido muy parecido a un ladrido. En su hábitat natural, todos colaboran juntos observando el entorno, buscando señales de peligro.
Si uno de ellos ve algo sospechoso o peligroso, comienza a ladrar. Los cachorros inmediatamente corren a la seguridad de las madrigueras, mientras que los adultos siguen pendientes de cualquier amenaza contra la comunidad.
Los cristianos debemos hacer lo mismo. ¿Has notado que es más fácil ayudar y proteger a las personas que conocemos y queremos que a las que no? Nuestro versículo de hoy es un recordatorio de que Dios no solo espera que ayudemos a nuestros hermanos y hermanas cristianos, sino que también somos responsables de hacer el bien a todos los que nos rodean.
Mira a tu alrededor y busca una oportunidad para hacer el bien a alguien que esté cerca de ti.
Es una manera maravillosa de testificar para Dios.