He aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios. Jueces 13:5.
Más fuerte que un peleador de UFC, poeta inspirado, valeroso como para enfrentar a una pandilla él solo, y rompecorazones, así era Sansón. Además, Dios estaba de su lado.
Sansón fue producto de un milagro. Un día, Dios le dijo a su madre, quien era estéril: «Concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos» (Jue. 13:5).
Los vecinos filisteos eran poderosos guerreros y estaban mejor armados que los hebreos. Y eran enemigos declarados de Israel.
Una vez, un león le salió al paso a Sansón, pero él lo mató. Su fuerza procedía de Dios. Varios días después, cuando volvió a pasar por ahí, vio un panal de miel en el cadáver, y saboreó su dulzura.
Prendado de una filistea, Sansón quiso desposarla, pero sus padres se opusieron porque era idólatra y enemiga. «Ella me agrada» (Jue. 14:3), dijo el caprichoso joven, y sus padres accedieron.
En la fiesta de bodas, Sansón se enemistó con treinta filisteos. Apostó treinta vestidos de lino a quien descifrara este acertijo: «Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura» (vers. 14). En secreto, los filisteos amenazaron de muerte a la mujer de Sansón para que les revelara el significado. Al séptimo día, ella le arrancó a Sansón la respuesta y se la dijo a los filisteos. Estos fueron ante Sansón y le dijeron. «¿Qué cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león?» Sansón comprendió que le habían arrancado la respuesta a su esposa, y replicó: «Si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma» (vers. 18), y fue por los treinta vestidos, los que obtuvo conforme a su estilo: mató a treinta filisteos, les quitó la ropa, y pagó la apuesta. La luna de miel se convirtió en luna de hiel. Sansón se fue a Israel, y perdió a su mujer.
Sansón era consagrado a Dios, pero disoluto. Comió la m iel que estaba en un cadáver y se casó con una enemiga a quien declaró su enigma. Le faltaba dominio propio. Que no te falte a ti.