Dos niños nacieron con varios siglos de diferencia. Irena Sendler nació el 15 de febrero de 1910, y el rey David, alrededor del 1040 a. C. Ambos impactarían sus mundos.
¿CÓMO ESTAMOS PREPARANDO A NUESTROS HIJOS PARA ENFRENTAR A LOS «GIGANTES» DE ESTE MUNDO?
En 1943, el gueto de Varsovia se resistió a caer ante los nazis, por lo que el comandante Jürgen Stroop ordenó la quema de los edificios en los que se escondían miles de judíos. Trece mil judíos murieron. Durante los años en que los judíos del gueto habían logrado permanecer en pie ante el asedio nazi, una enfermera y trabajadora social polaca llamada lrena Sendler salvó a más de dos mil quinientos niños judíos del gueto, arriesgando su propia vida al sacarlos de allí mediante cualquier medio que pudiera inventar. lrena se enfrentó al gigante partido nazi y a su tarea de exterminar a los judíos.
Hace casi tres mil años, un pastor que llevaba comida a sus hermanos salió a enfrentar a otro gigante. «De pronto, de entre las filas de los filisteos salió un guerrero como de tres metros de estatura. Se llamaba Goliat y era de la ciudad de Gat» (1 Sam. 17: 4). Goliat se estaba burlando y mofando del ejército israelita. Un pastorcillo no era una amenaza para su habilidad en el campo de batalla.
¿Cómo estamos preparando a nuestros hijos para enfrentar a los «gigantes» de este mundo? Irena se enfrentó a la maquinaria nazi, un gigante de la muerte y la destrucción, mientras que David se enfrentó a un temible guerrero filisteo. Tanto Irena como David se preocuparon por sus compañeros más que por ellos mismos. Irena fue arrestada y casi ejecutada. David pudo haber sido masacrado por la espada de Goliat en presencia de su familia, del rey Saúl y de las fuerzas israelitas. «Manténganse despiertos y firmes en la fe. Tengan mucho valor y firmeza» (1 Cor. 16: 13).
El impacto de nuestros niños en este mundo no tiene por qué ser grandioso. A veces, una sencilla tarea es todo lo que se necesita. Irena ayudó a salvar a unos 2,500 bebés y niños, llevándolos a un lugar seguro fuera del gueto de Varsovia. David derribó a un gran adversario con una pequeña piedra. Mientras que el contrabando de niños de lrena parece hoy una gran hazaña, fue tan solo un pequeño acontecimiento cotidiano. Una pequeña piedra derribó a Goliat. Del gueto escapó un niño a la vez, escondido en una maleta o debajo de una camilla en una ambulancia.
«No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas» (los. 1: 9).
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