No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. Mateo 7: 1-2, NVI.
Manejar por el desierto puede parecer una actividad aburrida, pero un día manejamos por el sureste de Utah y algunos de los paisajes de esta parte del mundo realmente nos asombraron. Nos dirigimos al sur de una ciudad llamada Moab, a un increíble desierto plagado de quebradas y acantilados. De repente, delante de nosotros había una enorme cordillera nevada que parecía salir de la nada. Cerca de la frontera con Arizona llegamos a un lugar inolvidable: el Parque Estatal Goosenecks, donde el río San Juan serpentea en grandes curvas con forma de ese, por el fondo de una impresionante quebrada de 305 metros [1.000 pies] de profundidad. Recuerdo haber caminado por el borde del precipicio. Me quedé sin aliento ante la vista.
Continuando por la autopista 163, pasamos por una parte asombrosa del desierto llamada Monument Valley [Valle de Monumentos]. Es una región de la extensa Meseta del Colorado, donde un grupo de enormes montículos de arenisca se eleva sobre el valle; el más grande se erige unos 300•metros [1.000 pies] hacia el cielo. Si nunca has estado en el antiguo Oeste, esto es probablemente como te imaginas que sería. Todos estos lugares parecen estar en medio de la nada, pero es fascinante ver paisajes tan espectaculares en algunos de los lugares más remotos del mundo.
Esta es la razón por la que me encantan los viajes en automóvil. Nunca sabes con qué te vas a encontrar hasta que lo encuentras. Algunas personas suponen que el desierto está vacío, porque lo han juzgado prematuramente. De la misma forma, a veces las personas se juzgan unas a otras en base a lo que alguien dijo o a la apariencia externa. Esto casi siempre termina siendo contraproducente y causando grandes problemas.
Nuestro versículo de hoy lo dice de manera simple: no juzgues a los demás. En lugar de eso, ¡busca lo positivo de cada persona!