¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo! Salmo 147: 1 , NVI.
Una vez, mientras viajaba por Europa con unos amigos, fuimos a Viena, la capital de Austria. Visitamos una magnífica catedral en el centro de la ciudad, y vimos muchos artistas callejeros demostrando sus talentos en cada acera. También visitamos las embajadas de Hungría y Checoslovaquia, porque necesitábamos visa para entrar en esos países. Otra de las cosas que queríamos ver durante nuestra estadía era el famosísimo Coro de Niños de Viena. No hablábamos alemán, pero hicimos lo que pudimos para preguntar dónde podíamos ver o escuchar al coro.
Obtuvimos un poco de información y seguimos las indicaciones. Finalmente llegamos a la capilla en la que se estaba desarrollando un culto de adoración. El coro cantó espléndidamente.
El coro completo se compone de cerca de cien niños varones, de entre diez y catorce años de edad. Generalmente el grupo se divide en cuatro coros itinerantes que viajan por todo el mundo, ¡realizando unos trescientos conciertos al año para un total de cerca de medio millón de personas! Nos sentíamos muy emocionados por haber podido escucharlos en su propia iglesia y en su propio país.
Si estás leyendo este libro, seguramente tienes entre diez y catorce años. Incluso si eres menor o mayor, eso no importa; lo que importa es que sepas que, a cualquier edad, puedes usar tus talentos para glorificar a Dios. Él te ha dado talentos y habilidades especiales que puedes usar para honrar al Dios que te creó.
En una de las parábolas más famosas de Jesús, él nos recordó que si no usamos nuestros talentos, los perderemos. Te animo a que intentes descubrir qué talentos tienes y, sobre todo, a que los uses para honra y gloria de Dios.
Puede que no estés totalmente seguro al principio, pero no hay nada de malo en probar cosas nuevas para descubrir qué dones tienes. Lo emocionante es que si los usas, ¡él te dará más!