“El oído distingue las palabras, igual que el paladar reconoce los sabores” Job 12:11.
Creciemiento Espiritual
Martin estaba preocupado porque se acercaba el día de la prueba de idioma y el todavía no podía recordar el vocabulario de las lecciones.
La mamá viendo la preocupación de su hijo, le contestó:
¿Sabías, Martin, que al pueblo de Israel le paso lo mismo?
Dios le había entregado los Diez Mandamientos en el monte Sinaí para que lo aprendieran, pero al principio le costó aprenderlos, y muchas veces se olvidaban y cometían errores. Tanto es así que Dios volvió a escribir los mandamientos en las dos tablas de piedra que preparó Moises para que el pueblo los tuviera por escrito. Los padres repetían las enseñanzas a sus hijos cuando se levantaban y cuando se acostaban. También las escribían en los postes y en las puertas; y las repetían cuando estaban en la casa o iban de camino hacia algún lugar.
Lee más en la Biblia, Deuteronomio 6 y 11
¿Alguna vez quedó grabada en tu mente una canción, una frase popular o un chiste por mucho tiempo? ¿Sabes lo que sucedió? La escuchaste tantas veces que las neuronas formaron una huella en tu cerebro en donde la guardaron. ¿Cómo anda tu memoria para almacenar las promesas de Dios? Si amas a Dios, debes conocerlo, y su palabra es la forma de averiguarlo. “El oído distingue las palabras, igual que el paladar reconoce los sabores” (Job 12:11).
Desafío: Haz una lista de los versículos que sabes de memoria. Y si te animas, aprende otro más. Por ejemplo: 1 por mes, o 1 por semana.