De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres. Hechos 17:26.
¿Te gusta el color de tu piel?
La variedad fue idea de Dios, pero a algunos solo les agrada la piel blanca.
«Siempre que iba a la iglesia los sábados le preguntaba a mi madre: ‘Mamá, ¿por qué todo es blanco? ¿Por qué Jesús es blanco y tiene ojos azules? Mamá, ¿cuándo muramos vamos a ir al cielo?’. Ella decía que sí, y yo preguntaba: ‘Entonces, ¿qué pasa con los ángeles negros?'»
Así, Muhamad Alí le abrió su corazón al periodista que lo entrevistaba, y prosiguió: «¿Vosotros también veíais Tarzán? Él luchaba contra los africanos y partía las mandíbulas de los leones. Y hablaba con los animales… ¡pero los africanos, que llevaban siglos ahí, no podían! ¡Y Tarzán sí!… Algo estaba mal».
Después narró un suceso ocurrido en Louisville, Kentucky, luego de haber ganado la medalla de oro de boxeo en las Olimpíadas:
«Fui al centro, con mi medalla de oro enorme. No era aceptado que un negro comiera en el centro de la ciudad, pero fui, me senté y dije: ‘Quiero una taza de café y un hot dog’. La chica me dijo: ‘No servimos a negros’. Me enojé tanto que respondí: ‘¡Soy el campeón mundial, luché por este país! ‘Tengo una medalla de oro, y voy a comer aquí’. Ella fue a hablar con el gerente. Cuando regresó me dijo: ‘Yo no hago las reglas, pero tienes que irte ahora’. Tuve que abandonar el restaurante en medio de mi ciudad natal, donde iba a la iglesia y hacía el bien como buen cristiano, la ciudad donde nací y crecí. Acababa de ganar una medalla de oro, ¿y no podía comer en un restaurante de mi ciudad? Algo estaba mal. Desde entonces, soy musulmán».
En 1967, Alí se negó a combatir en Vietnam, y dijo: «No voy a ir a diez mil millas de aquí para ayudar a asesinar y. quemar a otra pobre nación solo para continuar el dominio de los esclavistas blancos».
Alí tenía razón. Jesús no tenía ojos azules. Tarzán no hablaba con los animales. ¿Por qué no le servían a una figura pública como él? ¿Por qué debía él atacar a gente que no lo había ofendido? Algo está mal en este país y en este mundo. No es el cristianismo, es el racismo. Ojalá que amemos a los demás por su carácter, no por su raza o color de piel.