Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel. Números 10:35, 36.
¿Cargas la Ley de Dios sobre tus hombros?
En el peregrinaje de Israel por el desierto desde el Sinaí hasta Cades, en la frontera con Canaán, «el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso» (Núm. 10:33). «El arca sagrada que contenía la santa ley de Dios había de encabezar la vanguardia» (PP 347). Cargar la Ley de Dios por el desierto es una metáfora de la vida de aquel pueblo y de nuestra propia vida.
Ellos sabían que sin Ley perecerían. Y creían que obedeciéndola obedecerían al Dios de la Ley. «Nosotros oiremos y haremos», le dijeron a Moisés (Deut. 5:27). Pero, cuán lejos estaban de entender el sentido profundo de la voluntad de Dios. Ni oyeron, ni obedecieron ni hicieron.
¿Qué significaban los Diez Mandamientos para los que «cargaban» con la Ley? Un manual de instrucciones. Pero la Ley de Dios es infinitamente más profunda. Se expresa en los Diez Mandamientos, pero no se agota en ellos. La Ley de Dios es el carácter de Dios, expresado en su amor infinito (ver Mat. 22:37-40). Abarca toda la Biblia, pero no se agota allí. En el contexto de la eternidad, los Diez Mandamientos podrían considerarse como un desarrollo tardío, una adaptación de la eterna Ley de Dios a la condición caída del hombre (verMGD 131).
Ni tú ni yo podemos cargar la Ley sin morir cada día en Cristo (1 Cor. 15:31), pues «con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado» (Rom. 7:25).
La Ley de Dios es el horizonte que te guía en lavida. Así como el horizonte geográfico define tu espacio físico, la Ley define tu espacio espiritual. Nunca llegarás al horizonte (ver Fil. 3:13), pero sin él estás perdido. Cuanto más obedeces la Ley, más consciente serás de tu pecaminosidad. Al sentir el peso de las tablas de piedra en tu corazón, di: «Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro» (Rom. 7:25). Jesús es tu poder y tu paz.
Oración: Jesús, ayúdame a mirarte para hacer la voluntad de Dios.