Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que ti has hablado conmigo. Jueces 6:12
¿Pides señales a Dios?
El capítulo 6 de Jueces es apasionante. Israel se encuentra cautivo en manos de los madianitas. Estas tribus nómadas habían sometido a los hebreos durante siete años, atacándolos constantemente y destruyendo sus sembradíos (vers. 1-6). Empobrecidos y esclavos de la voluntad de esos salvajes, anhelaban la liberación de esa «plaga de langostas» (vers. 5). En esas circunstancias, el Ángel del Señor visita a Gedeón, uno de los jueces de Israel, y le dice que él liberará a su pueblo. Gedeón lucha con su fe, duda de la identidad del mensajero celestial, y le pide una señal para confirmar que es realmente quien dice ser (vers. 17). Entonces, el Ángel comprende el sufrimiento de Gedeón y de su pueblo, y escucha la súplica de su hijo, y fortalece su fe trémula y vacilante con una señal (vers. 22).
También nosotros pedimos señales. Cuando las cosas van bien, sentimos que Dios sopla en favor de la nave de nuestra vida, pero cuando los vientos soplan en contra, aparece la desconfianza, la inseguridad, la duda y la incertidumbre. Entonces nuestra fe puede tornarse tan débil como la llama de una vela frente a una ventana abierta. Entonces nos damos cuenta de que necesitamos más que nunca una señal, algo que nos dé la seguridad de la presencia de Dios. ¡Necesitamos conocer su voluntad!
Tienes a Cristo y al Espíritu, y con ellos tienes «la palabra profética más segura» (2 Ped. 1:19), que te ilumina en la oscuridad hasta que el día esclarezca. Tu fe trémula y vacilante, que tiembla mientras se eleva en oración, mueve el corazón del Padre de la misericordia infinita a responderte en tu hora de prueba. Si abres tu corazón en sincera oración, si lo buscas en su Palabra, si deseas hacer su voluntad, verás que la respuesta está ahí, antes de que ofrezcas tu súplica. «Lo que queráis, os será hecho» (Juan 15:7). Puede que tus ojos no vean esa señal, o sí, pero un susurro interior y secreto, que solo tú podrás sentir, te dará la seguridad de que Dios está a tu lado.
Oración: Gracias, Señor, por Jesús, la gran señal de tu amor y cuidado por mí.