Materiales: Pedazo de tela o de plástico, dos metros de hilo, un muñequito.
NO ES EL DIENTE de un león, es una plantita. Su hoja es dentada y parece una hilera de dientes.
La plantita produce unas flores amarillas. Por la noche, esas flores se cierran. Cuando se les caen los pétalos, permanecen cerradas algún tiempo.
Luego se abren de nuevo formando un hermoso pompón. Las semillas están unidas a unas plumitas suaves y muy livianas. Son como paracaidistas que están esperando la orden de partir. Listas para emprender el vuelo.
Impulsadas por cualquier suave brisa echan a volar. Luego descienden y caen en tierra. Las semillitas germinan y producen una nueva planta.
El diente de león además de ser ornamental se considera una planta medicinal y algunos comen sus hojas como ensalada.
Gracias, Jesús, por las pequeñas semillas que dan origen a una nueva vida.
Actividad práctica: Hacer un paracaídas. Cortar un cuadro del plástico del tamaño de una hoja de papel. Se amarra en cada esquina un pedazo de hilo de cincuenta centímetros de largo. Se unen los cuatro hilos y se amarran juntos. Dejar libres unos diez centímetros. Se atan los extremos sobrantes al muñequito ¡y a volar!