LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 1:1-8; Juan 14:1-3; Deuteronomio 29:29; Juan 14:29; Romanos 1:7; Filipenses 3:20; Daniel 7:13, 14.
PARA MEMORIZAR: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Apoc. 1:3).
Las profecías de Apocalipsis le fueron reveladas en visión al apóstol Juan hace más de 19 siglos, durante su exilio en una islita rocosa del mar Egeo conocida como Patmos (Apoc. 1:9). Apocalipsis 1:3 pronuncia una bendición sobre quienes leen el libro, escuchan y obedecen sus enseñanzas (cf. Luc. 6:47, 48). Este versículo se refiere a la congregación reunida en la iglesia para escuchar los mensajes. Sin embargo, no solo son bendecidos por leer o escuchar, sino también por obedecer las palabras del libro (ver Apoc. 22:7).
Las profecías de Apocalipsis son una expresión del cuidado de Dios por su pueblo. Nos señalan la brevedad y la fragilidad de esta vida, la salvación
en Jesús y nuestro llamado a difundir el evangelio. Las profecías bíblicas son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro (2 Ped. 1:19). Tienen por objeto proporcionar una guía para nuestra vida actual y esperanza para nuestro futuro. Necesitaremos esta guía profética hasta la venida de Cristo y el establecimiento del Reino eterno de Dios.
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2018. 1er trimestre 2019
“El libro de Apocalipsis”
Lección 1: “El Evangelio de Patmos»