“Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que el quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús” 1 Tesalonicenses 5:18.
Hace unos años, John Kralik sintió que había tocado fondo en su vida. Su matrimonio había fracasado, sus hijos no le hablaban, su negocio iba hacia la bancarrota y tenía problemas económicos graves. A su alrededor, todo parecía desmoronarse; parecía que no tenía absolutamente nada por Io que dar las gracias.
Desesperado, se marchó un día a las montañas cerca de Los Ángeles a andar un rato y, mientras caminaba, sintió que una voz le decía: «Hasta que no aprendas a ser agradecido por aquello que tienes, no recibirás lo que quieres». Aquel sencillo pensamiento fue un punto de inflexión para John, y ese mismo día decidió que empezaría a ser agradecido por las cosas buenas que tenía en su vida. Se puso un objetivo para todo un año: durante 365 días, escribiría una nota de agradecimiento diaria a una persona. Kralik quería acostumbrar de nuevo a su mente a centrarse en las cosas positivas en lugar de en lo negativo.
John escribió notas de agradecimiento a todas aquellas personas que se le ocurrían. Escribió a su hijo, al camarero de su restaurante favorito, a viejos amigos y a compañeros de trabajo. Algunos días le costaba encontrar a alguien nuevo a quien darle las gracias, pero siempre se las arreglaba para hacerlo. Al final de su experimento anual, se sentía un hombre nuevo. Sus notas de agradecimiento le habían ayudado a restablecer sus relaciones y había comenzado a sentirse más esperanzado respecto al futuro.
Si a él le funcionó, también te funcionará a ti. Cuantas más veces des las gracias, más agradecido serás. Cuando busques a personas que merecen un «gracias», las encontrarás. Esa sencilla palabra puede cambiar por completo la perspectiva de tu vida.
Ponlo en práctica: Acepta el desafío del «gracias». Elige un periodo de tiempo, ya sea una semana, un mes o incluso un año, y envía notas de agradecimiento a una persona cada día durante ese periodo. Puedes utilizar notas escritas a mano, mensajes de texto o un correo electrónico.
Ponlo en oración: Da gracias a Dios cada día por una persona especial o por algo especial que haya traído a tu vida.