El perezoso es tan malo como el que destruye cosas, Proverbios 18: 9 (NIM).
Uno de los animales más interesantes que he visto es el perezoso. En Brasil y Perú, donde vivimos muchos años, encontramos dos tipos de perezosos: el didáctilo y el tridáctilo. Estas criaturas se mueven con tanta lentitud que tienes que prestar atención absoluta para verlos moverse. Sin embargo, pueden atacar velozmente con su pata delantera. Sus garras largas y curveadas pueden abrir la piel, como filoso cuchillo.
Los perezosos viven en el árbol lapacho; se alimentan de sus hojas. Lo que la mayoría de la gente ignora es que los perezosos, que pasan un periodo larguísimo de sus vidas colgando de las ramas de los árboles, son el equivalente a zoológicos colgantes. Muchísimas criaturas viven en su grueso pelo. Podemos encontrar nueve especies de polillas, cuatro especies de escarabajos, seis especies de garrapatas y seis o siete especies de ácaros. Dos especies de ácaros viven en la piel del perezoso, mientras que otras montan las espaldas de los escarabajos. En un perezoso se encontraron 978 escarabajos. También pueden crecer algas verdes en la piel del perezoso, dándole un tono verdoso al color pálido natural de su pelo.
El perezoso necesita hacer un recorrido semanal al suelo para su ritual de ir al baño; cava un agujero para depositar sus desechos. Cuando está en eso, las criaturas advenedizas bajan de su piel para poner sus huevos en tierra.
El escritor nos amonestó a que no seamos como el perezoso. De hecho, algunas traducciones del versículo de hoy dicen «el que es negligente en su trabajo». La gente perezosa nada hace y se tarda todo el tiempo del mundo. Dios no quiere que sus hijos y sus hijas sean como los perezosos, tan lentos que nunca hacen nada. Quiere que su pueblo sea activo, que demuestre que tiene vida precedente del Creador.
Agradece hoy a Dios por tu vida, y muestra a los demás que vives mediante tus obras.