“¡Pues vamos a conquistar esa tierra! ¡Nosotros podemos conquistarla!» (Números 1 3: 30).
Allí estaban los israelitas, al borde de la extraordinaria tierra prometida de Canaán. Se rumoreaba que la leche y la miel fluían de ella. y los israelitas estaban a punto de comprobarlo. Cuando el viento soplaba desde allá, hasta podían jurar que les llegaban esos aromas. Pero. ¡increíble!, ahora que estaban cerca de la tierra prometida, estaban asustados.
Muertos de miedo. Diez de los espías que habían ido a investigar Canaán regresaron diciendo que era imposible ocupar la tierra porque estaba llena de tipos rudos. Estos espías realmente aterrorizaron a los israelitas con sus historias. Casi puedo escucharlos dirigiéndose a la multitud con un tono exagerado y misterioso: «La tierra que fuimos a explorar mata a la gente que vive en ella, y todos los hombres que vimos allá eran enormes. […] Al lado de ellos nos sentíamos como langostas, y así nos miraban ellos también» (Números 13: 32-33).
Pero a pesar del miedo y la desesperación, Josué y Caleb trataron de convencer a la multitud: «¡Vamos a por ella! ¡Dios está de nuestro lado!». La multitud,
sin embargo, no era fácil de convencer. Por lo menos no de una buena manera. Es decir, terminaron todos de acuerdo, pero para quejarse, llorar y comenzar una campaña para lapidar a Josué y Caleb (sí, la Biblia dice que hicieron todo eso).
Dios no permaneció en silencio. Le dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo van a seguir dudando de mí, a pesar de los milagros que he hecho entre ellos?» (Números 14: 11 ). «Con la excepción de Caleb y de Josué, ninguno de ustedes entrará en la tierra donde solemnemente les prometí que los iba a establecer» (versículo 30). Escucha esto: como no creyeron que Dios era lo suficientemente poderoso para ayudarlos, Dios retiró la oferta. Ninguno de estos escépticos tendría la oportunidad de vivir en la tierra prometida. Es decir, excepto Caleb y Josué, los optimistas.
Si Dios te lleva a una situación y tú dices que es imposible de superar, perderás una oportunidad increíble. Pero si, al igual que Josué y Caleb, tienes una fe extraordinaria, terminarás formando parte de algo absolutamente maravilloso.
Ponlo en práctica: Si hoy te sientes tentado a quejarte o a dudar, prueba a tener una actitud positiva.
Ponlo en oración: Pídele a Dios que te ayude a ver las posibilidades de toda situación, y no solo los problemas.