Cualquier planta que mi Padre celestial no haya plantado, será arrancada de raíz, Mateo 15: 13.
La gente, las aves y los animales queman grasa en sus cuerpos. Pero las plantas queman carbohidratos, que son azúcares fabricados a base de agua, luz del sol y dióxido de carbono. Las plantas también tienen células de grasa llamadas células adiposas. Esos lípidos tienen que convertirse en carbohidratos. Tal proceso se lleva a cabo en las células, donde unas estructuras llamadas glioxisomas proveen las enzimas necesarias para el cambio químico, antes de que las plantas puedan aprovecharlo.
La col de mofeta (sin parentesco con el animal) es una planta que aprovecha la conversión de lípidos a carbohidratos mediante células productoras de calor. Nadie ha determinado cómo la col de mofeta y algunas de sus primas regulan su calefacción floral. Parece que la ópera algún tipo de termostato. Imagina que ha caído nieve y el clima es frío. Pero durante los meses de febrero a abril, la col de mofeta asoma su cabeza por sobre la nieve al aire frío, y entonces retoña. Este proceso dura dos semanas. Durante ese periodo, la temperatura en el centro de los retoños y la planta es de 22 grados, mientras que, en el exterior, el frío continúa.
El retoño puntiagudo de la col de mofeta se llama espádice, y está cubierto con una capa aislante llamada espata. La espata ayuda a conservar la temperatura dentro de la planta. El calor intensifica el aroma de los retoños, que atraen moscas y abejas que llevan el polen de flor en flor.
¿Por qué a Dios le interesaría -tanto una pequeña col de mofeta que retoña dos semanas, como para haberle colocado un calentador interno? Yo no lo sé, pero Dios sí.
Jesús usó muchas parábolas de la naturaleza. En el versículo de hoy se refiere a las personas como si fueran plantas. Quienes no son hijos o hijas de Dios, no durarán al final. Dios cuida a las plantas y cuidará a su pueblo. Agradece hoy que sea un Dios de amor, pídele que te guíe y cuide en este día.