Su Majestad ha sido pesado en la balanza, y pesa menos de lo debido, Daniel 5: 27.
Por todo el mundo hay pequeños gatos salvajes llamados ocelotes. Si bien de pequeños son adorables, los adultos no son buenas mascotas. De hecho, he visto a estas criaturitas volverse en contra de sus dueños. El gobernador del estado de Amazonas, donde vivíamos en Perú, tuvo un ocelote de mascota durante algún tiempo, pero tuvo que deshacerse de él. Se volvió muy agresivo y había peligro de que atacara a algún miembro de su familia o a alguno de sus funcionarios. Después de todo, es un animal salvaje.
En la mayoría de los países hoy es un delito cazar ocelotes. Su piel, similar a la del leopardo, se considera muy valiosa, pero el comercio con ella es ilegal en el continente americano.
Los ocelotes solían abundar en el suroeste de Estados Unidos (Texas, Arizona, Nuevo México). Hoy están casi extintos. Los científicos han atrapado algunos para colocarles collares rastreadores, de modo que puedan estudiar sus hábitos. Pero quienes los estudian no han aprendido gran cosa de las actividades nocturnas del ocelote y sus hábitos alimenticios. Los ocelotes huyen del humano. Se sabe que en Texas se esconden tanto como pueden entre las plantas durante el día, y salen a cazar de noche. Los ocelotes requieren un territorio de entre uno y catorce kilómetros cuadrados para alimentarse, y pueden ir más lejos en busca de comida.
Así como la población de ocelotes ha disminuido, la fe en Jesús de algunos supuestos cristianos ha disminuido. Cuando Jesús Venga por segunda vez, muchos perecerán porque no habrán conservado su fe en él. Ora hoy para que Dios te ayude a creer y tener fe en él, de modo que no quedes en el grupo de los que se queden atrás cuando Cristo venga por segunda vez.