<<Jehová dijo a Gedeón: «Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse contra mí, diciendo: «Mi mano me ha salvado»>> Jueces 7:2
LA NATURALEZA HUMANA es egoísta y orgullosa y mientras la llevamos con nosotros en el cuerpo, siempre estará tratando de interferir en nuestras decisiones y actos.
Dios conoce bien nuestra naturaleza. Sabe que aunque estemos convertidos, está ahí, presente incomodando la vida del cristiano y muchas veces interfiriendo hasta en la comprensión de la obra redentora de Jesús.
El ser humano, controlado por la naturaleza pecaminosa, siempre quiere aparecer. Así fue con Pedro, Juan y tantos otros hombres de la Biblia, antes que aprendieran definitivamente a vivir una vida de comunión permanente con Cristo.
En el versículo de hoy encontramos parte de la historia victoriosa de Gedeón. Ese juez de Israel había recibido la promesa de victoria: Dios estaría al mando de la batalla. Nada puede derrotamos si tenemos la seguridad de que Dios esta al control de la situación. Pero Dios sabía que su pueblo podía correr un gran peligro en esa ocasión. Eran 32 000 hombres listos para la batalla; era mucha gente, y el pueblo podía pensar que la victoria era el resultado de un gran número de soldados. Tù conoces bien la historia. Dios lleva apenas a Gedeón y a 300 soldados. Combatientes que ni siguiera lucharon, pues solo rompieron las vasijas de barro y dejaron brillar todas las antorchas, y los enemigos confundidos comenzaron a mantenerse unos a otros.
A lo largo de toda la Biblia, Dios siempre está tratando de decimos: <<Hijo, mírame, depende de mí, confía en mí, vive una vida de comunión conmigo. Yo soy la única fortaleza y tu garantía de victoria. Permíteme controlar tu vida, santificar tu voluntad con mi Espíritu y llevarte a grandes victorias sobre el pecado>>.
La mayor lección que tenemos que aparecer en la vía cristiana es la lección de la dependencia de Dio. Muchos de nosotros solo aprendemos en medio de las lágrimas, el dolor y el sufrimiento. A veces, Dios nos deja avanzar por nuestros propios caminos para enseñarnos que los métodos humanos, por más brillantes y extraordinarios que parezcan, solo pueden llevarnos al sufrimientos, la frustración y la muerte.
<<Hay mucha gente contigo>>, le dijo a Gedeón. Es necesario entender que la victoria nunca puede ser el resultado de nuestro esfuerzo, aislado de Cristo, sino de la obra del Espíritu Santo, quien santifica nuestra voluntad e inspira en nosotros tanto el querer como el hacer.
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“A Solas Con Jesus”
Por: Alejandro Bullón