«El alma sin ciencia no es buena, y aquel que se precipita, peca».
_Proverbios 19: 2_
El versículo de hoy es una figura de la literatura hebrea llamada paralelismo. En el paralelismo bíblico, la primera sentencia es la declaración principal, y la segunda complementa el pensamiento de la primera. La Biblia en lenguaje actual presenta el versículo de la siguiente manera: «No es bueno el afán sin reflexión; las muchas prisas provocan errores» _(versión Dios habla hoy)_
Muchos problemas y dificultades podrían evitarse si aprendieramos a «actuar después de pensar», pero, generalmente, los actos y palabras que nos traen complicaciones son el fruto de reacciones casi instintivas e impensadas.
Los que tienen «pocas pulgas» han dejado en el camino muchos corazones heridos, sueños frustrados y amistades deshechas.
¿Cómo controlar estas reacciones instintivas mientras vivimos en comunión con Cristo? Es simple. El cristiano que después de tener sus momentos devocionales sale a la lucha de la vida con Jesús, haciendo de su vida diaria un permanente «estar atado a Cristo», simplemente le contará a Jesús lo que está sintiendo en la hora de la tentación, y el Señor hará desaparecer el sentimiento negativo de manera natural.
«Pastor, usted es muy utópico. Nadie piensa en Jesús en el momento que las papas queman», podrás decir. Tal vez tengas razón, y ahí está todo nuestro problema. Si en la hora de la dificultad estamos sin Cristo, nos encontraremos perdidos, aunque no hablemos una palabra fea ni hagamos algo equivocado contra alguien.
Mantenerse unido a Jesús cada segundo es la gran lucha del cristiano. En eso consiste la vida cristiana: en vivir una vida de comunión permanente con Cristo. Si vivimos esa vida, las cosas buenas serán el resultado natural de ese compañerismo.
Conocí a un joven que era un espectáculo, pero cuando entraba al campo de deportes se peleaba con todo el mundo y hacía un escándalo por cualquier cosa. Años después lo vi completamente transformado. Continuaba practicando deportes, pero ahora era un caballero. El secreto de la victoria fue su vida diaria de comunión con Cristo. Podía abandonar el deporte para no crearse dificultades, o podía llevar a Jesús al campo de juego. Hizo lo segundo y dio resultado.
¿Quiere decir que quién está en comunión permanente con Cristo nunca tiene reacciones instintivas propias de la naturaleza humana? No, claro que las tiene, pero nadie será juzgado por eso.
El carácter de una persona no se juzga por uno y otro acto bueno o malo, sino por la tendencia de la vida.
La presencia permanente de Cristo hará que esos «actos instintivos» sean cada vez menos frecuentes, dando lugar al carácter maravilloso de Jesús.
_Por Alejandro Bullón_
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“A Solas Con Jesus”
Por: Alejandro Bullón