«Y Dios le contesto: «YO SOY EL QUE SOY» Y dirás a los israelitas: «YO SOY me ha enviado a ustedes» Éxodo 3:14.
Cuando Dios nos elige para ‘una tarea especial, no es buena idea intentar convencerlo de lo contrario. Eso fue exactamente lo que hizo Moisés cuando Dios lo llamó para librar a los israelitas de la esclavitud.
Podrías pensar que la voz de Dios saliendo desde un arbusto en llamas sería un motivo suficiente para convencer a Moisés de cumplir el plan divino; pero, aun así, él se resistió. Imagina esto: era un día normal para Moisés. Él estaba cuidando ovejas en el desierto (bostezando), cuando el ángel del Señor se le apareció en un arbusto en llamas que no se consumía. Y el Señor le dijo a Moisés: «Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren. Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios. […] Por lo tanto, ponte en camino, que te voy a enviar ante el faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas» (Éxodo 3: 7-10).
Para resumir, permíteme darte una lista parafraseada de algunas de las excusas que Moisés usó para tratar de escapar de su misión:
«¿Yo? ¡Soy un don nadie! Busca a alguien que sea importante, famoso o que sea más adecuado para hacer este tipo de trabajo» (ver versículo 11).
«¿Y si no me creen y piensan que me lo he inventado todo?» (ver Éxodo 4: 1).
«¡Soy tartamudo! Además, me aterroriza hablar en público» (ver versículo 10).
Como Dios no aceptó ninguna de estas excusas, Moisés finalmente se humilló y suplicó: «¡Ay, Señor, por favor, y envía a alguna otra persona!» (Éxodo 4: 13). Afortunadamente, el Señor no es un ser insensible y el pequeño berrinche no le preocupó. Él le aseguró a Moisés que proveería todo lo necesario para que pudiera cumplir su misión. Finalmente, Moisés estuvo de acuerdo, y fue lo mejor que pudo hacer. Se convirtió en protagonista de una historia épica y emocionante que cambió el curso de una nación.
Cuando Dios te llama a hacer algo, no intentes convencerlo de lo contrario. En su lugar, agradécele por el privilegio que te da y confía en que te dará todo lo necesario para cumplir la misión.
Ponlo en práctica: ¿Te está pidiendo Dios que hagas algo? No dudes ni pongas excusas. Empieza a hacerlo hoy mismo.
Ponlo en oración: Ora pidiendo valor para enfrentar tus miedos y excusas.