“Te daré consejos, te enseñare el camino que debes seguir” Salmo 32:8.
Tengo un amigo que abandonó la escuela porque quería ser un «aprendiz de la vida». Trabajó unos años como mesonero, pero cuando las propinas ya no eran tan buenas, intentó conseguir un empleo mejor. Rápidamente entendió que incluir «aprendiz de la vida» en su currículum vitae no servía de mucho: así que, después de algunos años de duros golpes, decidió retomar sus estudios.
No es necesario abandonar la escuela para aprender sobre la vida. En realidad, todos somos estudiantes de la vida. Incluso durante los años aprendiendo historia y matemáticas en un aula estamos adquiriendo lecciones de vida sobre Dios, sobre las relaciones, sobre las prioridades y sobre nosotros mismos.
En la vida casi todo es un proceso de aprendizaje. Nadie se despierta en la mañana sabiendo de trigonometría. Hay que aprenderla. Ningún bebé llega al mundo con la habilidad de caminar y hablar. Tiene que aprender. Una vez que aceptamos que todo es un proceso de aprendizaje, tenemos la libertad de experimentar, de hacer preguntas e incluso de fallar si es necesario.
Como cristianos, hay muchas cosas que suponemos que todos deberían saber. una de ellas es orar. El que es seguidor de Dios debería saber cómo orar, ¿no? Orar es hablar con Dios (suena bastante básico), pero debemos aprender a orar con más eficacia. Visto de esta manera, incluso la oración es un proceso de aprendizaje.
Los discípulos de Jesús lo sabían, así que le pidieron que los enseñara a orar: «Una vez, Jesús estaba orando en un lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos»» (Lucas l l : l ). Dado que la oración (como muchas otras cosas) es un proceso de aprendizaje, es normal que a veces tartamudeemos, que nos quedemos dormidos mientras oramos, o que nos quedemos sin más que decir. Es normal, porque aún estamos aprendiendo.
La vida está llena de oportunidades de descubrir novedades. Como estudiante de la vida, cometerás errores y necesitarás hacer preguntas. Todo forma parte del proceso de aprendizaje.
Ponlo en práctica: ¿Hay algo que te gustaría aprender? Sea lo que sea, como aprender a orar o a hablar inglés, haz algo esta semana que te ayude a aprender más.
Ponlo en oración; Pídele hoy a Dios que te motive a aprender las lecciones que él está intentando enseñarte.