«No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elcgí a vosotros os he puesto para que vayáis y llevéisfruto. y vucst10 fluto pcmanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dé». Juan 15: 16
Dros NOS ELIGIÓ DESDE ANTES de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él (ver Efesios l: 4). Por su propia decisión, el ser humano cayó en el pecado y Dios una vez más salió a nuestro encuentro para restaurar su imagen en nosotros. Sin embargo, la elección de Dios no es incondicional: «Todo el que quiera humillarse como un niñito, que quiera recibir y obedecer la Palabra de Dios con la sencillez de un niño, estará entre los elegidos de Dios» (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1 1 14). Siendo fieles podemos demostrar que somos los elegidos de Cristo. Podemos responder a su elección y llamamiento obedeciendo su Palabra y guardando sus mandamientos.
Cuando nos convertimos en elegidos de Dios, la fe en Cristo como nuestro sustituto y fiador se hace presente en nuestra vida. «Por la gracia de Cristo, mediante constante diligencia viviremos de acuerdo con el plan de la suma, haciendo segura nuestra vocación y elección […l. «Si hacen estas cosas, no caerán jamó, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro l: 10-11, NVI)» (Mensajes selectos, t. l, pp. 444-445).
Es claro que la elección que Dios hace es para quienes lo han elegido a él; aquellos que se han entregado de todo corazón y esperan que el Redentor del mundo extienda su mano, los tome como sus hijos y los elija para ser salvos.
«El Padre dedica su amor a sus elegidos que viven en medio de los hombres. Ellos son el pueblo que Cristo ha redimido con el precio de su propia sangre, y como responden a la atracción de Cristo mediante la soberana misericordia de Dios, son elegidos para ser salvados como sus hijos obedientes. Sobre ellos se manifiesta la generosa gracia de Dios, el amor con que los ha amado» (Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1114).
El texto biblico de hoy afirma que él nos eligió para llevar fruto, para dar testimonio de su amor y de la salvación que nos ofrece. Él nos promete que todo lo que pidamos al Padre, con el fin de salvar a otros, nos será concedido. Agradezcamos hoy a Dios por habernos elegido y pidámosle la fortaleza para actuar conforme a su precioso llamado.