Atiende al consejo y acepta la corrección: así llegaras a ser sabio. Proverbios 19:20.
Jesús escogió a algunos chicos problemáticos como discípulos. Si estuvieran en nuestra época, no serían los estudiantes más destacados; esos que se sientan tranquilamente en la primera fila del salón de clases y levantan la mano cada vez que el profesor hace una pregunta. De hecho, algunos de ellos probablemente escupirían en el piso, usarían chaquetas de camuflaje y termina. rían en la oficina del director por haberle respondido mal al profesor. Sin embargo, la mayoría de ellos experimentaron un cambio extraordinario. Al final resultaron ser hombres admirables y leales. ¿Qué produjo ese cambio? Su relación con el Salvador. Después de pasar tiempo con él, estos hombres ordinarios y rudos se convirtieron en caballeros apasionados por Dios y el evangelio.
Jesús vio su potencial. – Pacientemente sacó lo bueno de ellos, los animó y les enseñó acerca del Padre. Además de ser su Salvador, él también fue su maestro y mentor.
un mentor es una persona sabia y de confianza que aconseja, enseña y guía. Tal como Jesús lo hizo con sus discípulos, un mentor ofrece sus consejos y dirección para ayudar a que alguien crezca hasta convertirse en la persona que Dios quiere que llegue a ser. Todos, independientemente de cuán jóvenes o mayores seamos, podemos beneficiarnos con un mentor. Yo he tenido mentores en todas las etapas de mi vida que me han ayudado en mi carrera, en mis relaciones y en mi vida espiritual.
Si aún no tienes mentor, busca uno. Piensa en un adulto de tu iglesia, de tu escuela o de tu comunidad que sea sabio y ame a Cristo. Pídele que sea tu mentor. Cualquier adulto se sentirá honrado y privilegiado con tu pedido, y con mucho gusto te ayudará. Cuando necesites consejos sobre cómo relacionarte con los demás: sobre algún problema de la escuela; sobre algún tema relacionado con Dios, con tus padres o con el futuro; conversa unos minutos con tu mentor. No tiene por qué ser embarazoso ni incómodo, solo piensa que estás construyendo una amistad con una persona sabia y que tiene mucha experiencia de vida.
Ponlo práctica: Pídele a un adulto cristiano tu mentor. Dile que te gustaría poder acudir a él con preguntas o con tus preocupaciones.
Ponlo oración: Pídele a Dios que te muestre un mentor que pueda compartir el amor y la sabiduría de Cristo contigo.