yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia, Juan 10: 10.
Si tienes cedros en tu patio probablemente habrás visto que de sus ramas cuelgan unas bolsitas tejidas puntiagudas, cubiertas de trozos de hojas y ramas. Las hicieron las orugas de saquito. El cedro es su árbol favorito, pero hacen y cuelgan sus sacos en otros árboles también. La hembra tiene tubos especiales en su cuerpo mediante los cuales expulsa la fibra sedosa con la que hace su saco. La seda endurece al hacer contacto con el aire.
La hembra pone varios huevecillos color amarillo pálido en su estrecho y puntiagudo saco. Cada huevo cuelga dentro del saco mediante un hilo de seda, y lo alberga un capullo hecho de fibra sedosa, que también teje la madre.
A medida que el invierno enfría, los huevecillos de oruga de saquito se quedan tibios y cómodos en su capullo. A finales de la primavera, los huevos eclosionan y salen oruguitas que mastican el saco para luego bajar del árbol al suelo. Luego invaden otros árboles y comienzan a tejer sus propios sacos de seda. Al soplar el viento, esos sacos se van de un árbol a otro.
Al llegar el otoño, las orugas sujetan sus sacos firmemente a una rama y sellan ambos extremos. Es el momento de convertirse en adultas. Pasadas tres semanas, las orugas de saquito machos se convierten en pequeñas polillas marrones muy lindas, con cuerpos peludos y zonas sin color en sus alas. Las hembras nunca se convierten en polillas. Los machos vuelan a buscar hembras, que encuentran gracias a un aroma que emiten ellas. Cuando un macho encuentra el saco de una hembra, lo presiona con su abdomen y se aparean. Después que ha puesto los huevecillos en su capullo, ella desciende al suelo. Unos días después ambos padres mueren.
Jesús nos ama y nos permite vivir muy activos. Los vientos de la tribulación soplan y nos llevan de un lado a otro, pero podemos VOIL ver a Jesús y sujetarnos de él para estar a salvo. En tus oraciones de hoy, agradécele porque dio su vida por ti, para que puedas tener una vida más abundante.