«Reflexionemos seriamente en nuestraconducta,yvolvamos nuevamente alSeñor» (Lamentaciones 3: 40).
Nunca he conocido a nadie que considere «ponerse a prueba» como una de sus aficiones o intereses. Simplemente no es algo que la mayoría de la gente disfrute o espere hacer con ilusión. En realidad, la mayoría de los estudiantes odian las pruebas (quién sabe, tal vez incluso los maestros las odian también, pero simplementeinolo admiten!). Si eres una de esas personas que desearía no tener que ver otra prueba en su vida, prepárate. Tal vez no te guste lo que estás a punto de leer. Aquí está: a Dios le gustan las pruebas. De hecho, dice que debemos ponernos a prueba de vez en cuando. Pero no se refiere a una prueba de geometría o de física, sino a una prueba espiritual.
El Señor dice que tenemos que poner a prueba si estamos realmente viviendo lo que decimosque creemos: «Examínense ustedes mismos, para ver si están firmes en la fe; pónganse a prueba. ¿No se dan cuenta de que Jesucristo está en ustedes?iAmenos que hayan fracasado en la prueba!» (2 Corintios 13: 5).
Para probar tu espiritualidad, reserva unmomento de quietud con Dios. Comienza la prueba analizando tu vida. Gálatas 6: 4 dice: «Cada uno debe juzgar su propia conducta». ¿Estás haciendo cosas de las que te sientes culpable? ¿Tienes hábitos que te alejan de Dios en lugar de acercarte a él? Si esasí, no pierdas la esperanza. No vas a suspender la prueba por tener problemas en tu vida. La única forma de fallar en la prueba es no siendo sincero. Si le presentas a Dios tus problemas con sinceridad, él no te rechazará.
Después de que te hayas probadohaciendo preguntas difíciles, la parte final del examen es hacer algo al respecto. Por ejemplo, si te has dado cuenta de que no estás cerca de Dios, piensa en maneras de tener una mejor relación con él. Quizás puedas dejar a un lado unos minutos al final de cada día para hablar con él. No tengas miedo de hacer esta prueba. Dios es un instructor impresionanteyteayudará a obtener la puntuación necesaria para pasar la prueba.
Ponlo en práctica: Hazte una prueba espiritual.
Pregúntate cómo es tu relación con Dios. Después de que hayas pensado y orado acerca de esto, decide qué puedes hacer para acercarte a él.
Ponlo en oración: Pídele a Dios que te revele qué es lo que te está impidiendo seguirle.